jueves, 27 de diciembre de 2007

La libertad: mi deseo de año nuevo


La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra y el mar encubre; por libertad así como por la honra, se puede aventurar la vida y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.

Miguel de Cervantes
Fragmento Don Quijote de la Mancha


Por eso pienso que este mensaje final
debe hablar de la libertad,
como deseo pleno para nuestra humanidad.

Una libertad que es trabajo compartido,
que es patrimonio de la humanidad,
que es don del Cielo,
que debemos proyectar.
Amarla primero debemos,
para luego enseñarla a los demás,
cuidarla primero debemos,
para luego construirla en los demás,
respetarla primero debemos
para luego exigir que la respeten los demás.

Mas no hablo de aquella libertad,
de “labios para afuera”,
de tiempos de campaña,
de mensaje electoral,
que intenta desempolvar
de la historia a los hombres
que murieron por ese ideal.

Hablo de la responsabilidad enorme
que tenemos como sociedad,
de administrar nuestros derechos,
sin conculcar los de los demás.

Hablo, de aquella libertad sencilla,
y compleja de administrar,
de la libertad de conciencia,
o la del pensamiento personal,
que a veces es diferente,
que siempre es diferente,
pero que respeta a los demás.
Me preocupa que de a poco,
hayan hombres que la nombran
sin practicarla de verdad.

El pasado nos deja una estela,
el futuro intranquilidad,
el presente entonces queda
para tranquilizar a los demás.
Que nuestras voces se alisten,
que nuestras almas se abran,
que nuestros corazones palpiten,
que nuestras manos aprieten,
el deseo inmenso,
el convencimiento pleno,
de trabajar día a día
por nuestra propia libertad,
que unida a la de todos produzca,
un verdadero estado de paz.

Que esa libertad permita,
pensar con tranquilidad,
trabajar con honestidad,
conversar con inocencia,
discutir con elocuencia,
respetando a los demás.

Que nadie siembre discursos,
preconcebidos y sin humanidad,
que nadie nos diga lo que debemos decir,
sin que estemos convencidos de ello,
que nadie nos obligue a hacer,
lo que no queremos, por un sueldo,
que nadie nos siempre odios,
menos en nuestros terrenos,
que nadie nos mire a los ojos
y busque seamos sus siervos,
que nadie se atreva siquiera
a pensar en aquello,
que esa libertad de nuestro pueblo,
no se la lleva cualquiera.

Pensemos, meditemos, reflexionemos,
no todo lo que brilla es oro,
nos dice el antiguo refranero,
usemos la libertad que tenemos,
para mirar el presente concientes,
que somos nosotros aquellos
los que responsables seremos,
que esa libertad que tenemos
a nuestros hijos la heredemos.
Quiera el Cielo que nunca,
una cárcel les dejemos,
sea de oro o de plata,
a esclavos los reduciremos.

Eso quiero para todos,
para los míos y los suyos,
una libertad que bien aprendida
valga la pena esta vida.

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