No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
Mario Benedetti
La escucho contando,
la historia de sus días.
Muchos, pocos,
suficientes… interminables.
Cada cual mide su tiempo
desde la profundidad de sus momentos.
Y mientras la escucho
me pongo a pensar
que abrir los ojos a la vida,
sucede muchas veces,
y no siempre, nos damos cuenta.
Pasan y nos pasan situaciones,
hechos, sucesos y momentos,
que nos llevan a pensar
de todo: lo más extremo,
lo más lógico, lo más salvaje,
lo más íntimo.
¿Por qué a mí?
¿Por qué no a otros?
¿Por qué yo?
y tantos “por qués más”
que quedan en el tintero.
No están mal las preguntas,
aunque no siempre
haya respuestas.
No está mal la reflexión,
si nos lleva a la acción.
Somos lo que somos,
y lo que soñamos ser.
Somos ese abrir los ojos,
somos ese tiempo,
somos encuentro,
causa y efecto.
Somos el hoy
y somos un mañana,
que se sueña y que se habla,
que se trabaja y que cuesta,
porque el camino,
lo camina cada uno.
Algunos descubren,
que ese camino
necesita de voces para caminar.
Porque es importante alzar la voz
y gritar a los cuatro vientos
que el viaje, los sueños y los tiempos,
necesitan construirse
con dignidad, con justicia,
con respeto, con solidaridad,
con empatía y con responsabilidad.
Si uno mi voz a la tuya,
podrás saber de mí,
de mis miedos y sufrimientos,
de mis alegrías y mis sueños.
Si unes tu voz a la mía,
sabré más de ti
y podré caminar contigo,
y podremos caminar juntos.
Si unimos nuestras voces,
nuestro mensaje, nuestro eco,
nuestro diálogo y nuestros sueños,
tendrán la fuerza del buen hacer,
del hacerlo por amor
y de amar
el vital sentido de la solidaridad.
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