Nunca dudes de que un pequeño grupo
de ciudadanos reflexivos y comprometidos
puede cambiar el mundo; de hecho,
es lo único que lo ha logrado
Margaret Mead
Las realidades
de nuestras ciudades
de nuestras poblaciones
de nuestras sociedades
es diversa, es compleja,
es particular
y responde a unas condiciones
de cada entorno.
Esas realidades
son parte de un todo,
más grande,
como un país, por ejemplo,
que tiene el reto
de construirse en conjunto.
Aquellas sociedades,
poblaciones, ciudades,
incluso países,
que han logrado
cambios sustanciales
en beneficio de su gente
y de su entorno,
son aquellas
que tomaron la decisión de pasar
del decir, al hacer
y al transformar esas realidades.
Dejaron de ser
aquellos que querían que algo suceda
o, aquellos que soñaban con que suceda
y se transformaron en las personas
que hicieron ese cambio.
No hay cambio pequeño,
no hay esfuerzo pequeño,
y si es colectivo
el reto es aún más complejo.
¿Por qué nos quejamos
de tener siempre los mismos resultados
sí siempre hacemos (o no) lo mismo?
Hay sociedades,
que necesitan urgentes transformaciones.
Estas no llegan solas,
ni de la mano de alguien en particular.
Esas transformaciones
son el resultado
de un trabajo en equipo,
de un esfuerzo compartido,
de un compromiso desinteresado,
de acciones sostenidas,
de acciones que construyen
culturas de esfuerzo,
solidaridad, colaboración,
respeto y honestidad.
Hay que empezar,
dejar solamente de hablar,
de quejarse y culpar.
Sabemos quiénes son los responsables,
no sigamos depositando la confianza
y la responsabilidad en ellos.
Seamos ciudadanos reflexivos
y comprometidos con ese futuro
que queremos,
ya no para nosotros,
si no para los demás.