jueves, 25 de julio de 2024

Sobre las plagas (de la vida)

Debemos aprender a distinguir qué nos hace bien y qué no, 

para poder elegir correctamente

Bernardo Stamateas

Ayer visité,

una plantación de café.

Nada como un fruto rojo,

para sentir el origen

de una bebida eterna,

que nos traslada

a un universo 

de sabores y sentidos.


La plantación,

me transportó en el tiempo,

a las plantas de café

que había en los jardines

de las casas de la pequeña ciudad

donde transcurrió

una niñez feliz.


La visita

fue guiada

por quien cultiva

y dirige

una plantación

hermosa y a la vez compleja,

llena de alegrías,

retos y vicisitudes.

Muchos lo aplauden

sin conocer

lo que cuesta

llegar a tener 

un buen café

y que en ese trayecto

las manos que lo cultivaron,

cosecharon, tostaron

y prepararon,

también cosechen bienestar.


Mientras caminábamos,

me mostró unas hojas

afectadas por una plaga,

un hongo.

Preocupado comenté,

¿cómo lo elimina?

Me dijo que, en la agricultura,

hay que aprender a convivir con las plagas.

Sin descuidarse,

sabes que están allí

y tienes que cuidar la planta,

porque no es posible

llegar a exterminarla por completo.


Pensé que ese ejemplo,

aplica a la vida.

Hay personas,

hay circunstancias,

que son como el café:

nos llenan de aroma la vida,

no llenan de sensaciones,

de buqués y de buenas historias.

Y, junto a esas personas,

y circunstancias,

hay otras, como las plagas,

como los hongos:

te atrapan, te contaminan,

te enferman… te matan.


El reto:

aprender a distinguir 

qué nos hace bien y qué no, 

para poder elegir correctamente.



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