viernes, 8 de julio de 2022

De la miseria a la ignorancia

 Saber que no se sabe, eso es humildad.

Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad

Lao Tze


Muchos peligros

han rodeado siempre,

la historia de la humanidad:

fenómenos climáticos,

enfrentamientos, guerras,

enfermedades y plagas.


Hoy nos duele

un planeta enfermo

azotado por pandemias,

por virus y otros males.


Duele ver un planeta,

lleno de inequidades,

donde el poder y el dinero

cada vez se concentran

en unos pocos,

y la pobreza se extiende

sin freno y sin límites.


Duele ver un planeta,

lleno de intolerancias,

de sangrientamente luchas

y de odios profundos y dañinos.


No basta que una gran mayoría

no tenga para comer dignamente,

ni para atender su salud,

peor aún, para pensar

en que se pueda educar,

en el amplio sentido de la palabra.


A la miseria,

le sigue la ignorancia.

Están en peligro

aquellas instituciones

que tienen como objetivo

combatir la ignorancia

en todos sus formas y caras.


No hay invento que valga,

incluso aquellos que nos dicen

que llevarán luz eléctrica

a los rincones más lejanos.

No hay invento que valga,

decía hace un momento,

si no iluminamos aquello

que poco a poco se está oscureciendo:

la búsqueda del conocimiento,

las buenas costumbres, el sentido común,

la buena fe y las mentes y los corazones,

de seres humanos que cegados

por la venda de la ignorancia

someten su vida y sus condiciones

a lo que diga la voz y la razón

de la perversa manipulación.


Nos necesitamos despiertos,

conscientes, eternamente aprendices

y sobre todo dispuestos

a aprender a aprender, siempre.


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