La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad,
aunque se piense al revés.
Antonio Machado
La vorágine de la campaña electoral,
toma forma y cobra vida.
Fotografías, eslóganes, promesas,
acusaciones, denuncias, falsas noticias.
Las instituciones del Estado,
sobre todo, aquellas que deben velar,
por la democracia en su totalidad,
siembran dudas,
al permitir participar,
a una serie de actores políticos,
con nulas e inexistentes
cualidades éticas y morales.
Aquellos que representan,
a los desgobiernos y a los tiempos
de los más oscuros momentos,
de la historia de la patria,
se autoproclaman salvadores
y profundos defensores,
de la mentira, la mafia y la delincuencia,
que atracó, no sólo los fondos públicos,
sino las instituciones del Estado.
Hoy, se promocionan como candidatos,
algunos que representan,
a las mafias de la corrupción,
de la delincuencia y de la putrefacción.
Los que representan
a la corrupción,
que se llevó el dinero a manos llenas,
que inauguró obras con sobreprecios,
que aún no devuelven lo robado,
recibirán dinero del estado,
para hacer su campaña
y para promocionar su discurso
de odio, miedo y desinformación.
¿Todos sabremos,
que el dinero de campaña,
se toma del presupuesto
general del Estado?
¿Quién le dijo al candidato,
que representa al mayor grupo
de delincuencia internacional organizada,
que es el salvador de la patria?
¿Esta nueva campaña,
es olvidar el pasado
y entregar nuevamente el poder,
a quienes han abusado de él
y sigue abusando por doquier?
¿Quién juzgará a los jueces electorales,
que han permitido participar,
a grupos políticos de condición
y de actuación irregular?
¿Cómo desnudar,
la mentira en el discurso,
del candidato de turno,
que dice que, para mejorar,
hay que tomarse por asalto,
las leyes, los tribunales
y las instituciones del estado,
y perseguir y encarcelar
a los que se han atrevido denunciar,
enjuiciar y sancionar a los pocos corrutos,
que quedaron en el país,
pues los demás escaparon?
¿Cómo sumar,
para reconstruir el país?
¿Cómo evitar
que el narcisismo político,
multiplique candidatos,
disminuya expectativas,
y limite las opciones
que tiene el país,
para retomar el rumbo?
¿Es posible,
que, con nuestro voto,
podamos elegir,
a quienes, de verdad,
representen valores fundamentales
para la democracia: honestidad
y sentido común?
Allí están,
las aves de rapiña,
disfrazadas de candidatos,
esperando, que no pensemos,
que no reflexionemos,
que caigamos en su mentira,
que, mil veces repetida,
se la ve como una (supuesta) verdad.
Creo que hay muchas preguntas,
que nos permitirán llegar, ojalá,
a un análisis sincero, por el bien de la patria.
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