jueves, 17 de agosto de 2017

Todo por dinero

“Quienes creen que el dinero lo hace todo, 
terminan haciendo todo por dinero.”
Voltaire


“Si el poder, 
tiende a corromper,
el poder absoluto,
corrompe absolutamente”,
lo decía Lord Acton,
al referirse al nacionalismo,
como fórmula de vida,
de políticos de turno,
que están en el poder por dinero,
pero se dicen pobres y comprometidos,
con la causa de un pueblo,
de aquel pueblo que sirven,
solo por dinero.

Esta quizá sea una frase,
que pueda resumir,
lo que el absolutismo,
causa en las sociedades 
y en los Estados de los que se sirve.

Cuando domina el absoluto,
cuando una sola es la versión de las cosas,
cuando el gasto público
no tiene control alguno.
Cuando el rendir cuentas,
se convierte en un show mediático,
en el que se presentan cifras y hechos,
que no admiten cuestionamientos.

Cuando todo es por el dinero,
y se lo disfraza como servicio un a la patria,
como la gran década ganada,
como la única y gran obra pública,
como los verdaderos padres de la patria,
es que siento que cubrieron una gran cloaca
con mentiras de tal envergadura,
que a los ojos de la gente,
todo era luminoso,
único y diferente.

Un estado absoluto,
al que se se suma
el deseo y el desenfreno,
por ganarse fácil miles,
millones de dólares,
que se embolsaron unos ladrones,
que se decían servidores.
Es más, 
aún lo dicen
y tiene la desfachatez
de seguir ganando un sueldo,
que lo pagan nuestros impuestos,
mientras ellos niegan,
que lo que hicieron,
era todo por dinero.

El gran cómplice,
de este tiempo oscuro,
fue siempre aquella estructura,
que ató de manos a la justicia,
que silenció al juzgador,
que maniató al investigador,
que tomó por asalto
los poderes públicos,
y bajo amenaza,
supo con el tiempo callarlos.

Aquellos que lo hicieron,
todo por el dinero,
se abrazaban,
y se hacían aplaudir por las masas,
que absortas admiraban,
en medio de la fiesta,
de la comida y del canto, 
a sus dioses de barro.
Dioses que les decían
que todo estaba bien,
que todo era honesto,
que esos, eran otros tiempos,
nuevos tiempos,
no aquellos viejos momentos,
donde lo que ellos llamaron,
la vieja política,
robaba y robaba sin parar.

En aquel silencio,
en aquellos momentos,
que fueron días y días,
años y años interminables,
de mensajes de los sábados,
de mensajes a diario,
donde ocultas las cuentas,
era posible el engaño,
caes en cuenta
que lo hicieron todo por el dinero.

Y fueron voces del extranjero,
las que alertaron sobre la podredumbre 
sobre una suerte de mafia,
que se había tomado el poder,
y que compraba voluntades,
conciencias y silencios,
de altos, medios y bajos cargos públicos,
que se presentaban a nuestros ojos,
como los reyes y salvadores.

Fueron esas voces del extranjero,
las que alertaron,
que aquellos que hicieron todo por el dinero,
buscan cerrar su ciclo 
con el broche de la impunidad,
con la complicidad de funcionarios públicos,
que repiten sin cesar,
¿dónde están las pruebas?,
que hablan ahora del debido proceso,
que buscan limitar,
la posibilidad de auditar:
las cuentas, los contratos,
las relaciones y las acciones,
de quienes en su momento,
vivieron todo por dinero,
y se enriquecieron 
en montos y cifras
que aún escapan a nuestro entendimiento. 

No son tiempos de declaraciones bonitas,
o de buenos deseos.
Dura es la tarea de extirpar,
la corrupción nacional,
sea donde sea,
caiga quien caiga.
Ojalá las voluntades no cedan,
ojalá no callemos los ciudadanos de a pie,
ojalá a los juzgadores no les tiemble la mano,
ojalá que el poder,
no se deje seducir  nuevamente,

por el deseo de eternizarse en el.

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