jueves, 19 de noviembre de 2015

Menos... menos libertad, menos igualdad, menos fraternidad

Nadie combate la libertad; a lo sumo combate la libertad de los demás. La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos.
Karl Marx
Bombas, disparos, gritos,
muertes, lloros, suspiros,
lágrimas, amenazas, miedos,
sentimientos de impotencia,
sentimientos de venganza.

Más de cien muertos en Francia,
más de cincuenta muertos en Beirut,
más de mil muertos en Nigeria.
Los terroristas no tienen límites,
su sed de muerte no se sacia con nada.
Día a día quieren sembrar más terror,
día a día convencen a más jóvenes,
hombres y mujeres que abrazan la violencia
como camino al poder.

El terrorismo es un fenómeno,
alimentado por los poderes en el mundo.
Poderes que venden armas,
poderes que quieren el control
de canales de distribución
de recursos naturales y minerales.

El terrorismo y su accionar,
destruye el estado de paz.
Las personas están con miedo,
las personas han perdido la confianza,
las personas desconfían de otras,
por su origen, por su cultura,
por su profesión religiosa.

La libertad que buscamos,
es cada vez más lejana,
porque estamos presos del miedo,
del miedo a la violencia,
del miedo a perder,
el estado de confort.
La libertad que buscamos,
se limita cada vez más,
justificada por los Estados,
que les dicen a sus ciudadanos
que las libertades deben limitarse
por el bien y por la paz,
por el control a los violentos,
por razones que parecen lógicas
hay menos libertad.

Hay menos igualdad,
porque los ciudadanos se clasifican
en peligrosos y normales,
por el hecho de nacer en un país
o en una determinada región.
Ya no somos iguales,
porque las religiones nos hacen diferentes,
porque las ideas y la cultura nos hacen diferentes,
que no está mal,
en primera instancia,
el problema es que esas diferencias
generan desigualdades,
malos tratos,
abusos y desconfianzas.
Hay menos igualdades
entre los seres humanos,
porque los esquemas mentales
nos llevan a pensar
que unos son los malos,
y otros son los buenos
y que debemos acabar a los malos
y que el fin justifique los medios.

Hay menos fraternidad,
porque el miedo lleva al odio,
al sentimiento de venganza,
a justificar la violencia son
método para acabar la violencia.
Dejamos de ser fraternos,
dejamos de ser solidarios,
y cerramos las puertas a los que necesitan cobijo,
negamos la comida al hambriento,
le negamos justicia al oprimido,
al desvalido y al abusado.
Hay menos fraternidad,
porque construimos muros mentales,
que nos convierten en ciudadanos fríos y calculadores.
Ya hemos juzgado,
ya hemos declarado quienes son justos
y quienes son los pecadores.

Con miedo, con odio,
con sufrimiento, con impotencia,
hay cada vez un mundo con menos libertad,

con menos igualdad y con menos fraternidad.

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