viernes, 4 de abril de 2014

Silencio violento

Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena.
Mahatma Gandhi

Es verdad que el silencio,
es el mejor consejero,
cuando el corazón está inquieto.

Es verdad que callar en ciertos momentos,
ayuda a que haya paz,
que es sinónimo de prudencia,
que es, hasta cierto punto:
respeto a la dignidad.

Pero es verdad,
que también el silencio,
puede ser aliado de la complicidad para el mal.
Cuando disfrazamos la dictadura
la toma por asalto de la libertad
y decimos que se trata de democracia actual.

Tantos y tantos gobiernos,
tantos y tantos países,
donde familias y contubernios
son los que gobiernan por años,
son los que deciden
lo que está bien y lo que está mal,
y lo peor de todo,
es que su aliado fiel,
es el silencio cruel.

Silencio de un pueblo,
al que le ganó el miedo,
un pueblo que perdió,
la capacidad de hablar,
de reclamar,
de decidir,
de opinar.

Silencio de un pueblo,
que aprendió a callar,
porque sabe que si habla,
le quitarán la paga,
lo harán sentir como una rata.

Silencio violento,
que provoca el poder en el poder,
que se toma por asalto,
todos los poderes del Estado,
y disfraza su estrategia,
como democracia seria,
como participación de las masas,
como participación ciudadana.

Silencio violento,
que te imponen con el tiempo,
gobiernos que gastan millones
en campañas y asesores,
que dominan las mentes
y también los corazones de los electores.

Silencio violento,
que te hace pensar
que todo está igual,
que ya nada podrá mejorar,
que habrá que aguantar el mal,
porque es el que te regala el pan.

Silencio violento,
el que impone el poder,
mientras decide qué debes comer,
con qué debes cocinar,
qué debes opinar,
qué debes callar.

Y ante todo esto,
la llamada comunidad internacional,
ha perdido fuerza,
ha perdido moral,
ha cometido un crimen
de lesa humanidad,
porque ha permitido al poder
asesinar el pensamiento
maniatar la palabra,
atrofiar el corazón,
matar el sentimiento.

Silencio,
todos en silencio,
mirando cómo el poder,
se lleva todo a manos llenas,
mientras descubres
que tu callas,
que tu aplaudes,

que tu participas del asalto.

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