viernes, 4 de abril de 2014

La felicidad

Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Pablo Neruda
Las Naciones Unidas,
aquel organismo que nació
porque el mundo buscó en un momento,
un espacio de democracia
para ayudarnos mutuamente,
ha declarado un día determinado
como el día de la felicidad.

En principio,
la idea no es mala,
la propuesta es adecuada,
reflexionar sobre la felicidad
y cómo encontrarla,
porque difícilmente,
podemos comprarla.

Que un día al año,
como sucede con otros temas,
reflexionemos sobre la felicidad,
puede ser,
quizá es conveniente,
pero recordemos
que esta efemérides
no tiene relación
con un estado ideal de felicidad,
sino: cómo construir un camino para ser felices,
para que en aquel encuentro personal
del que habla Neruda en su poesía,
encontremos que nuestra vida,
tiene matices de felicidad.

Es también un día,
para identificar
a los enemigos de la felicidad.
Porque no puede haber felicidad,
si los niños mueren por desnutrición,
por falta de servicios médicos.
No podemos ser felices,
si la educación y la salud,
no son derechos de los seres humanos,
sino privilegio de unos pocos insensatos.

No podemos ser felices
si la seguridad social,
no brinda servicios y atenciones
humanas y de calidad.

No podemos jamás ser felices,
si la economía mundial
se activa con los negocios
del tráfico de drogas,
del tráfico de armas
y del tráfico de personas.

No podemos ser felices,
si los derechos humanos,
son sólo para unos,
son sólo privilegio de  pocos,
son sólo una declaración sin cumplimento.

Día de la felicidad si,
pero como un día para reflexionar,
qué nos falta para ser felices,
y sobre todo,
cuánto ponemos nosotros

para lograrlo.             

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