viernes, 17 de enero de 2014

Los límites al poder, o el poder sin límites

Los puestos de responsabilidad hacen a los hombres eminentes más eminentes todavía, y a los viles, más viles y pequeños.
 Jean de la Bruyère

Como siempre,
la humanidad vive
días complejos.
En Siria mueren,
todos los días,
personas inocentes,
ancianos, niños y niñas.
¿Cuál es la razón?
la lucha por el poder.

Un enclave Palestino,
es asediado y condenado al ostracismo,
mueren día a día,
gente inocente,
ancianos, niños y niñas.
¿Cuál es la razón?
la lucha por el poder.

En Egipto,
las cruentas luchas en las calles,
producen enfrentamientos,
encarcelamientos,
limitaciones a la libertad,
muertes de gente inocente,
víctima de la lucha por el poder
por lo que cada uno entiende,
por aquello que llaman libertad.

El sur del África,
se llena de sangre,
de sangre inocente
que muere en manos
de crueles ciudadanos
que luchan por un espacio de poder
por el deseo insaciable del poder.

Millones de refugiados,
conviven en precarias situaciones,
contrarias a los derechos humanos,
porque han huido de lo que algún día fue,
su tierra, su patria, su país y horizonte.
Las luchas del poder,
el poder sin límites,
olvidaron que estan para servir
y no ser servidos,
para honrar la vida
y no matar al prójimo…
en fin, el poder olvida rápido
para qué llegó allí,
y solo le interesa quedarse a vivir
para siempre en ese estado indigno.
En otros escenarios,
quizá menos sangrientos,
el poder limita las libertades,
la forma y la manera de decir,
la forma y la manera de pensar,
la forma y la manera en la que se debe comportar.
El poder borra la historia
y escribe una en la que él es el protagonista
el salvador y una especie de mesías,
que ha llegado por disposición divina
y debe quedarse ahí,
porque todos los demás son malos.
El poder así,
sin límites,
jamás aceptará una crítica,
un cuestionamiento,
y hará todo lo posible y lo imposible,
para eliminar lo que él considera
un peligro para su perpetuidad.

Y, así pasan los días y los años,
formando a generaciones
que dejan de pensar,
dejan de ser críticos,
dejan de hablar,
dejan de soñar,
se convierten en autómatas,
en serviles ciudadanos
que cambian su libertad
por unas migajas de trabajo
que por supuesto
les regala el poder
como gran suceso.

Si las sociedades no establecen
límites al poder,
si no recordamos día a día
que quien tiene poder
tiene la obligación de respetar
las condiciones humanas de todos,
el pensamiento y la acción de todos,
los derechos y obligaciones de todos,
iremos dando al poder,
iremos entregando al poder
la libertad infinita
de hacer con nuestra vida,

lo que al pode le venga en gana.

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