viernes, 24 de enero de 2014

El discurso político

Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje
Huxley, Aldous"
Vivimos una constante
campaña política,
de promociones de obras,
de promociones de ideas,
de descalificaciones políticas,
de acusaciones y amenazas.

El discurso político,
se ha ido construyendo
en torno al imaginario popular,
en torno a lo que queremos escuchar,
a lo que nos gusta escuchar.

El discurso político
reconstruye escenarios de un presente
que se muestra como el político requiere:
exitoso, desastroso, animoso o pomposo.

El discurso político,
ya no lo escribe el candidato,
lo escribe el asesor de turno,
el especialista en saber
lo que la gente quiere oír.

El discurso político,
hace énfasis en los temores del electorado,
y le recuerda permanentemente
que no es bueno votar, elegir o apoyar
por quienes lo hicieron mal,
o lo van a hacer mal.
Porque el discurso político
tiene esa particularidad,
anticiparse al futuro,
construir imaginarios
y escenarios mágicos,
que el político vaticina
cual brujo o mago,
que mira en una esfera
lo que le pasará al ser humano.

El discurso político
evita analizar
el ejercicio pleno
y la propia responsabilidad
del político en el poder,
y lo envuelve en un manto
de total impunidad.

El discurso político
ha cambiado,
ya no es el pensamiento del candidato
o del político en el poder,
es todo lo contrario:
el discurso se impone a la persona
a aquella que lo habla,
que lo dice y lo repite por doquiera que vaya.
Y lo que repite,
son palabras, son frases estudiadas
para que toquen las fibras,
los sentimientos y las ganas
a quienes se llama pueblo,
a quienes se llama electorado.

Es bueno,
escuchar el discurso político,
es bueno, en el sentido
de analizarlo y criticarlo,
con el objeto de mirar
si aquellas palabras
son de verdad,
o contienen una trampa
que sirve para atrapar el voto,
y atrapar la voluntad ciudadana.

El discurso político,
ahí está,
no solamente en las tarimas,
lo está en la radio, en la televisión,
en las paredes de las calles,
en las visitas de los candidatos,
en documentos y videos,
en palabras y cuentos.

El discurso político,
¿cuánto atrapa de ti?,

¿cuánto de ti hace o deja de hacer?.

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