miércoles, 30 de noviembre de 2011

La libertad: el debate continua

Al querer la libertad descubrimos que ella depende enteramente
de la libertad de los demás.
Jean Paul Sartre

No termina,
ni terminará nunca,
el debate de las libertades,
que aunque escritas,
que aunque descritas,
que aunque asumidas,
que aunque estudiadas,
no se respetan,
no se entienden,
no trascienden.

Y cuando más se habla de ellas,
-de las libertades-
cuando más se las menciona,
cuando más se las pone de ejemplo,
es cuando más se las extraña,
es cuando más lejanas están.

Las libertades,
son patrimonio de la cultura,
de un bregar de los tiempos,
de una lucha que no desmaya,
de unos valores que se identifican
con la persona humana,
con los pueblos y sus tradiciones,
con las gentes y las civilizaciones.

La libertad,
antítesis del libertinaje,
lleva implícita la igualdad,
no acepta títulos, posiciones sociales,
representaciones políticas,
falsos liderazgos,
o si eres negro, amarillo o blanco.

La libertad,
es una madre
que mira a sus hijos como iguales,
que los quiere y los protege,
que los educa y corrige.

La libertad,
las libertades,
si bien son amadas,
buscadas, respetadas y trabajadas,
también son odiadas,
también son cuestionadas,
hasta el punto fatal
de tratarlas de coartar.

La libertad,
es vista como enemiga,
por el poder totalitario,
por el político y el partidario,
del silencio y la sumisión,
como forma de gobierno.

La libertad,
es vista como enemiga,
por el dueño del monopolio,
por el aquel a quien no interesa,
que las personas aprendan,
que las personas piensen,
que las personas analicen,
que las personas critiquen,
que las personas sean libres,
para pensar, elegir, hablar,
actuar, hacer o no hacer.

La libertad,
exige como norma,
el respeto a los demás,
que su nombre no se use,
para el abuso o para el mal.

La libertad,
si bien nace con la persona,
necesita ser trabajada
en el día a día.
No bastan las declaraciones,
peor aún las normas,
el poder y los enemigos
de la libertad,
necesitan saber
que las personas,
conocen de su libertad,
y trabajan y luchan por ella.

El poder y los enemigos
de la libertad,
necesitan saber
que no pueden engañar,
no pueden manipular,
la verdad y la libertad,
y son los ciudadanos,
los encargados y los custodios,
de cuidar la libertad.

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