jueves, 10 de noviembre de 2011

Familia: esperanza futura

Una buena familia, comienza con un buen ejemplo de los padres


Parecería,
que no hay soluciones,
a las crisis
que afectan al mundo.
Y no hablamos de la economía,
ni del ambiente,
que son importantes,
que son pertinentes,
hablamos de las crisis humanas,
de aquellas que afectan,
al corazón y al alma.

Son tiempos de soledad,
de ansiedad,
de nerviosismo,
de la competencia desleal,
de la búsqueda de lo material,
de depresión,
de violencia,
de desesperación,
de incomunicación.

Perdemos de a poco,
la capacidad de hablar,
de decir qué sentimos,
y cómo nos sentimos.
Perdemos de a poco,
la capacidad de abrazar,
de besar con calma,
con amor y tranquilidad.

Todo pasa de prisa,
y el tiempo se agota,
antes de nacer…
el tiempo, ese que no existe,
ese que no hay,
es que hay cada vez menos,
nos deja poco para compartir,
para conversar,
para abrazar,
para decirnos a la cara,
al oído o en silencio,
que nos queremos,
que nos respetamos,
que nos apoyamos,
que somos una familia,
que no hay nada más grande
en este mundo inquietante,
que saberse integrante
de una familia querida.

No importa si es grande,
o si es chica,
lo importante
es que sea familia,
que sea el espacio de amor,
de formación, de respeto,
de paz, de tranquilidad,
de discusión, de aprendizaje,
de ilusión y cariño.

La familia,
respuesta a tantos males,
que agobian el corazón,
que quitan la respiración.

Familia,
esperanza futura,
que se construye en el presente,
con el recuerdo de un pasado,
que evoca tradiciones
de amor filiar,
de entrega pura,
de confianza y respeto.

Nos rebusquemos
respuestas que no llegarán,
porque ellas, las respuestas,
están frente a nuestros ojos,
y no las hemos visto aún.

No hay fórmulas mágicas,
conjuros, hechizos, magos,
o espiritistas,
que den respuesta a los males del corazón,
o a las dolencias del alma.

Si la familia no se constituye,
en fuente,
en espacio,
en manantial de valores
personales y ciudadanos,
poco podremos esperar
de un futuro que no llegará.

Si la familia,
por el contrario,
es eso,
fuente de amor, comprensión y cariño,
espacio de formación,
de discusión y diálogo,
lugar de paz,
y escuela de formación humana,
este mundo perdido,
podrá tener esperanza,
podrá soñar
con un futuro
ya no sombrío,
sino alegre y capaz,
podrá enfrentar
los problemas y los conflictos,
con ojos de esperanza,
con actos de tolerancia,
con acciones de honestidad.

La familia,
esperanza futura,
que depende de nosotros,
de lo que pongamos en ella,
de lo que nosotros
hagamos de ella.

La familia,
esperanza futura,
en nuestras manos está,
que permanezca así,
que sea así,
por todos los de hoy,
y sobre todo, los del mañana.

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