jueves, 4 de noviembre de 2010

Caer y levantarse

Nos hacen para persistir. Ése es cómo descubrimos quién somos
Tobias Wolff

Nada duele más
que los golpes de la vida:
el sabor del desamor,
la violencia de la palabra,
la amistad perdida,
la traición de la promesa,
la muerte de la autoestima.

Y es que cuando caes,
cuando te golpea la vida,
cuando los que quisiste…
o quieres,
cuando en los que confiaste..
o confías,
cuando a los que serviste…
o sirves,
cuando a los que admiraste…
o admiras,
cuando a los que amaste…
o amas…
te hacen daño,
tanto que no cabe en el mundo,
acabas por caer,
acabas por pensar que la muerte,
que el huir desesperadamente,
es la única vía de escape.

Lo peor de esas caídas,
es que de pronto olvidas,
las cosas bellas e importantes
que tiene tu vida,
la otra gente que te ama,
la otra gente que te admira,
la otra gente de la que eres ejemplo,
la otra gente que de ti espera todo,
la otra gente que con tu sonrisa vive.

Olvidas que eres para ti importante,
que has caído como lo han hecho todos,
que has sufrido como muchos
y que has llorado como esos todos,
y que siempre hay un mañana,
que cada día es la oportunidad de la vida.

Olvidas…
que no se aprende a levantarse
sin antes haber caído,
pero sobre todo…
que cuando has caído,
sepas darte cuenta del por qué,
del cómo de esa caída,
y no te recrimines por estar en el suelo,
pues si te recriminas,
no lograrás levantarte nunca.

Por lo general caemos,
y nos quejamos
del porqué de la caída,
nos culpamos de todo,
culpamos a Dios,
y a tantas personas más,
pero olvidamos mirar
la piedra con la que tropezamos,
la mano que nos empujó,
o las decisiones que nos llevaron a caer.
Y somos tan duros con nosotros,
nos descalificamos,
nos desmerecemos,
nos derrotamos,
antes de haber intentado levantarnos.
Esperamos compasión,
o quizá más dolor.

Pero no caes para eso,
caes para levantarte,
por más dura que sea la caída,
caes para ser más persona,
para valorarte,
para ser mejor,
para decirte,
que esa caída solo te ha dado fuerza,
que te has dado cuenta del por qué,
y que debes levantarte.

Debes levantarte por ti,
porque eres lo mas grande,
eres lo mas importante,
y no te puedes permitir,
quedar en el suelo,
sin ánimos de seguir.

Y una vez que te levantes,
seguro vuelves a caer,
y de eso debes aprender,
para la próxima vez,
aprender a caer,
a levantarse,
y a caminar una y otra vez.
Pero no, caminar sin sentido,
sino caminar hacia lo mas grande,
hacia lo más especial que quieras ser.

No me cuentes cuántas veces has caído,
háblame de cuantas veces te has levantado,
de cuántas veces a retomado el camino,
o de cuántas lo has iniciado.
Yo, si me permites la infidencia,
caigo, casi todos los días,
pero he aprendido a levantarme
y seguir por aquel camino,
que una vez tracé y que es mi destino,
no sé si llegaré,
solo sé, que como dijo el poeta
espero que al final de mis días,
solamente diga a la vida,
amé y fui amado,
el sol acarició mi faz,
vida nada te debo,
vida nada me debes…
vida, estamos en paz.

No cuentes tus caídas,
cuenta la forma,
en la que has podido
caminar todos los días,
luego de haber caído.

Hasta la próxima

1 comentario:

Anónimo dijo...

la valentía está en enfrentarse a uno mismo. hermoso post Rober, como siempre :)

@negra