Si cada día coges un puñado de arena, formarás una montaña
Buda
No podemos,
por desgracia,
cambiar las cosas
y la condición de las cosas
de un momento a otro.
Nuestros hábitos,
buenos y malos,
son el resultado
de un hacer,
una y otra vez.
Cambiar una realidad,
cambiar nuestra realidad,
comporta tiempo,
y el complejo arte
de ser constantes.
Sin darnos cuenta,
en la vida,
somos constantes
en cosas o situaciones
que nos afectan:
desidia, desinterés,
ausencia de compromiso,
simplismo, mínimo esfuerzo,
envidia, queja, desconfianza,
odio, temor y desamor.
Luego ellas,
se convierten
en parte de la vida,
y no sabemos cómo llegaron,
y cómo se pueden ir.
Así como,
sin darnos cuenta,
ciertas situaciones,
comportamientos y acciones
son parte de nosotros,
el reto quizá sea,
ser constantes en desarrollar,
construir, valorar y repetir
aquello que nos falta y nos hace bien,
aquello que, aunque parece que no suma,
hacerlo cada día, lo hará posible.
Los cambios: personales y sociales,
las grandes transformaciones,
no son un acto de magia,
son resultado del tiempo y la constancia.
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