viernes, 6 de diciembre de 2013

Mandela... Madiba

"Un pueblo que pierde la fuerza necesaria para sacudirse el yugo
acaba por venerarlo"
José Vasconcelos

Murió Mandela,
un líder de paz,
de ejemplo sin par.
Y nos deja mil y un historias,
de lo que deber ser
el ciudadano de hoy,
el político de hoy,
el ser humano de hoy.

Con defectos y manías,
como cualquier ser humano,
Mandela empezó su trajinar
en el mundo siendo minimizado,
siendo excluido,
siendo apartado,
siendo ultrajado…
y siendo encarcelado.
Y en lugar de reaccionar,
como cualquiera esperara:
con violencia y malas palabras,
Mandela se dedica a diseñar,
en sus más de veinte y siete años
de cárcel injusta,
la nueva manera de gobernar,
la manera de construir un país de paz,
un gobierno multicultural,
sin resentimientos y odios,
sin remembranzas de pasados oscuros,
sin tiempo para la venganza y el oprobio.
Mandela abraza la noviolencia,
y hace de ella su bandera.

Mientras el mundo impotente,
no lograba su libertad plena,
Mandela esperaba su momento de servir,
su momento especial,
el momento de la verdad.

Ese momento llegó,
y llegó a ser un asunto mundial:
un líder negro era presidente
en un país donde el color era pecado,
donde el color de la piel
dividía a los hombres
y hacía a los blancos buenos
y a los negros malos.

Mandela llegó para unificar,
para construir,
para ordenar,
para proyectar,
para trabajar por la paz,
usando la fuerza de su ejemplo
y de su tenacidad.
Logró la atención del mundo,
y trazó su plan de paz,
sus años en el gobierno,
lograron el cometido.

Mas no cayó en la tentación
de quedarse en el poder,
a pesar de que millones de voces
se lo pedían por doquier.
Miró que la democracia
necesitaba de oxigeno,
miró que su pueblo,
necesitaba de respiro.
Dejó el poder,
en momentos que podía quedarse en el,
todos los días de su vida.
Y decidió seguir su camino
Hablando con la juventud,
invitándole a la libertad,
a educarse para ser libre en paz.

Mandela nos deja su ejemplo,
un ejemplo que hay que estudiar,
yo diría más…
un ejemplo que hay que imitar.
¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos?

¿Cuántos de nuestros políticos querrán hacerlo?

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