jueves, 5 de enero de 2012

Un, dos, tres, la campaña otra vez

Del mismo modo que no sería un esclavo,
tampoco sería un amo. Esto expresa mi idea de la democracia.
Abraham Lincoln

Nada hay mas importante hoy,
que el futuro de la clase política,
no el de los electores,
no el de los ciudadanos,
lo que importa de verdad,
es la carrera por el poder.

Y el año inicia,
y huele a campaña,
a maquillaje electoral,
a frases rebuscadas,
a costosas campañas.

Un, dos tres,
la carrera empieza,
pero no admite a todos,
se necesita dinero, y mucho,
se necesita audacia, y mucha,
se necesita ambición, por montones,
se necesita poder y muchos seguidores.

Un, dos, tres,
la carrera empieza,
y con ella las marchas,
los apoyos interesados,
las demostraciones de poder,
los anuncios, las denuncias,
las amenazas, las promesas,
las ilusiones y las pasiones.

Un, dos, tres,
la campaña empieza,
una y otra vez,
y es que nunca terminó,
porque vivimos en ella,
vivimos en campaña,
bombardeados de propaganda,
encadenados a cadenas,
que nos cuentan,
que nos dicen,
solo cosas que dicen ser buenas.

Es momento de contratar,
a los mejores asesores,
de escribir las mejores frases,
de tomarse las mejores fotos,
de preparar los mejores discursos,
de buscar los mejores adornos,
de abrazar, de besar,
de prometer,
de dar forma una y otra vez,
al ídolo de barro,
al falso dios,
que nos dice que de su mano,
estaremos mejor,
que necesita nuestro voto,
para servirnos,
todos los días del año.

La campaña empieza otra vez,
por llegar al poder,
por mantenerse en él.
Quienes han saboreado
las dulces mieles,
del poder dorado,
no quieren dejar de probar,
no quieren dejar de saborear,
una y otra vez.
Los que lo perdieron,
lo quieren tener otra vez.
Los que nunca lo han tenido,
lo quieren, para saber cómo es.

De la madurez del ciudadano,
de la responsabilidad del elector,
dependerá el uso que tenga,
el poder en determinadas manos.

Pueden venir cuantas campañas quieran,
pueden ofrecer y prometer,
si hay corresponsabilidad,
su hay seriedad,
si hay un electorado serio,
si hay un electorado maduro,
ningún político de turno,
podrá ofrecer sin cumplir,
podrá robar y seguir libre,
podrá ofender y seguir hablando,
podrá intentar,
volver a mentir,
para seguir en el poder.

Nuevamente,
en nuestras manos,
nuestro presente,
y el futuro de los que amamos.

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