sábado, 24 de abril de 2010

Un nuevo día... Tierra

Andaré por los cerros, selvas y llanos toda la vida
arrimándole coplas a tu esperanza, tierra querida
Atahualpa Yupanqui


Un nuevo veintidós de abril,
un nuevo aniversario de la tierra,
nuevas promesas y marchas,
nuevos análisis… viejas preocupaciones,
viejos problemas, soluciones recicladas
que saben a maquillaje barato.

Los grandes países
y las grandes economías
no lograr consensos
para disminuir los impactos
de su modelo de desarrollo
en nuestro planeta Tierra.
Las discusiones son eternas
y los temas recurrentes:
agua, aire, diversidad biológica,
ruido, basura radioactiva
y una lista interminable
de enemigos del planeta.

Lo peor: pasa el tiempo
y no logramos hacer nada
peor aún ponerlos de acuerdo.

Por su parte,
los países y las economías
menos desarrolladas
se enfrentan a otros problemas
que se relacionan con la Tierra,
con sus recursos… con el futuro.
Sacrificar la selva, sacrificar a los ciudadanos,
parecería ser el único camino
al llamado desarrollo,
al modelo ideal de vida
que se aleja de todo lo humano.

Y nuestras ciudades,
nuestros pueblos,
nuestros barrios,
no sé cómo decirlo,
quizá preocupados,
pero sin saber cómo
ayudar a la tierra
desde su propia vida,
desde su condición de ciudadanos.

Quizá el mejor homenaje
que hoy podemos hacer al planeta
sea el de educar a ciudadanos
responsables plenamente
con nuestro planeta Tierra.
Hombres y mujeres
que trabajan y viven
en comunión con el planeta,
que son parte de GAIA,
que detengan el daño y el mal
que a la tierra le hayamos podido causar,
quizá así podamos homenajear
a la tierra…
y que aquella imagen
de un irresponsable
tirando basura al río
escondido en la oscuridad de la noche
sea solo un cuento tirado al olvido.

"La Tierra es una pero el mundo no lo es.
Todos dependemos de una sola biosfera para el sustento de nuestras vidas.
Sin embargo cada comunidad, cada país, lucha por su supervivencia y prosperidad con poco interés por el impacto que cause a los demás.
Algunos utilizan los recursos de la Tierra a un ritmo tal que dejarían poco para las futuras generaciones.
Otros, en cantidad aún mayor, consumen demasiado poco, y viven con un panorama de hambre, miseria, enfermedad y muerte prematura".
"Pedimos prestado capital ambiental a las futuras generaciones sin intención ni posibilidad de reintegrárselo ...
Actuamos así porque sabemos que no seremos sancionados: las futuras generaciones no votan, no tienen poder político ni financiero".

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