jueves, 11 de marzo de 2010

Dias sin vida

"Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales.
Nunca perdáis contacto con el suelo;
porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura".
Antonio Machado

Hoy es uno de esos días
en los que no entiendes
qué es lo que pasa.
Si nos hemos vuelto locos,
o qué…
o si lo estaremos pronto.

Esos días
en los que las noticias te atrapan
y juegan contigo
como en una suerte
de ruleta barata.

No importa el nuevo siglo,
la esperanza
que se hizo al principio,
las promesas del nuevo año cansino,
si la verdad de los hechos
nos muestran el triste camino.

Hoy es uno de esos días,
en los que reparas
ante las promesas baratas,
cada día la misma perorata,
los que están en el poder
luchando por no irse nunca,
los que no lo tienen
por llegar a la cima
de su propia gloria,
y frente a ellos…
los ciudadanos,
los que sufren, los que viven,
los que sueñan, los que olvidan,
los que pasan por la vida,
sin que la vida pase por ellos,
los que les da igual todo,
y los que dan la vida por todos.

Hoy es uno de esos días
en los que no entiendes
cómo está este mundo.
No lo entiendes cuando escuchas,
cuando miras,
que la gente muere
por odios y mentiras,
por fanatismos macabros,
por guerra inmerecidas,
como en África,
en la pobre África,
donde tiene su destino
la muerte cruel,
la muerte maldita.

Este es uno de esos días,
en el que poco importan
los muertos de hace poco,
los heridos muchos,
los desconsolados hombres,
las tristes mujeres de Haití
que lo perdieron todo,
todo pasa,
pasa el dolor, pasa la pena,
es una noticia que ya no importa,
se cambia inmediatamente por otra,
el dolor de Chile,
no sé hasta donde importa.

Este es uno de esos días
en los que caes en cuenta
de la facilidad con la que pasan las cosas,
de la poca importancia que damos
a lo que de verdad importa,
que mañana seguro reemplazamos
el dolor de unos
por la desgracia de otros,
y mientras eso pasa…
en días como estos,
los titiriteros del poder
hacen de la vida,
lo que más les importa,
ser famosos y ricos a la vez,
a costa de nuestros propios lloros.

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