jueves, 27 de noviembre de 2008

Esos ojos...

Esos ojos,
no sé que tienen,
no sé que hacen,
me atrapan de a poco,
me están volviendo loco.

Son ojos
ocultos en tu rostro,
que miran,
que me ven en silencio,
que…
¡no se qué!,
que me están volviendo loco.

Olvido...

Cualquier cosa,
menos el olvido,
cualquier cosa
… un temporal despido.

No podría vivir,
y no me avergüenzo en decirlo,
con tu olvido,
como si esto
no lo hubiéramos vivido.

Este país

Este país,
que lo amo
desde que la razón
llegó a mí.

Este país,
del que se disputan
la propiedad
y los derechos
de prosperidad,
sin haber probado
sus colores descoloridos,
sus sabores diluidos,
sus sueños distraídos.

Este país,
que dejaré no sé cuándo,
que te quedará en las manos,
no lo dejes caer,
cuídalo,
como a tu padre.

Ese país,
que me hubiera encantado
verlo feliz,
no ha sido así,
lo he acompañado
a funerales sin fin,
por sus hijos provocados.

Abrázame

Abrázame sí,
lo necesito tanto,
así no te abrace yo,
es como un sentimiento
un tanto perverso,
en que importo yo,
se que no es siempre…
se que volverá.

Abrázame,
no hay mejor manera
de sentir que me amas,
de decirte que te amo,
de sabernos juntos,
de sabernos nuestros,
de sentirnos cerca.

Abrázame,
cuantas veces quieras,
no me preguntes si quiero…
sabes la respuesta.

Mi corazón

Si le hiciera caso
a mi corazón inquieto,
dejaría todo
dejaría de estar despierto.

Si le hiciera caso,
a mi corazón descontento,
pocos serían los días
de mi vivir inquieto.

Si le hiciera caso,
a mi corazón añejo,
apreciaría poco
los momentos que a lo lejos
se posan de pronto
en el balcón
de mis lamentos.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Dudas...


Dudas,
son las que me quedan,
las que no me abandonan
y me recuerdan
que no hay luz
al final de ningún camino,
porque no hay caminos,
porque solo hay espejismos.

Se prometió
que si elegimos una Constituyente
ésta será la expresión pura
de la verdad y la justicia,
que sabrá traducir al papel
lo que el “pueblo” necesita,
que corregirá,
de una vez y por todas,
todas las injusticias
y errores que tenía
la vieja constitución,
que fue producto,
a decir de muchos,
“de la oligarquía maldita”.

Y entonces…
la nueva propuesta constitucional
ganó por amplia mayoría,
confiada en la promesa
de que el trabajo era impecable,
que teníamos,
para envidia del mundo,
uno de los mejores
textos constitucionales.

Y también…
decidieron quedarse
unos cuantos asambleistas,
para “ayudarnos” con la transición,
con la conformación de la nueva Patria,
la nueva justicia,
la nueva representación popular,
las nuevas instancias de control constitucional.

Pasan las horas,
los días y las semanas,
y en los despachos judiciales
se acumulan las aspiraciones,
las libertades, las esperanzas
y desesperanzas
de quienes buscan justicia,
y que no la encuentran
o la reciben,
porque a alguien se le ocurrió
unas fórmulas mágicas
que ahora no funcionan,
que no pueden funcionar
porque con una tómbola
no se eligen magistrados
guardianes del derecho
y las libertades ciudadanas.
En otros despachos esperan,
quienes son jueces aún,
y quisieran seguirlo siendo,
intentando trabajar
con la incertidumbre en el cuello.

Dudas,
son las que me quedan,
las que no me abandonan
y me recuerdan
que no hay luz
al final de ningún camino,
porque no hay caminos,
porque solo hay espejismos,
cuando veo que empresas
de ecuatorianos honestos
se van del país
buscando mejores tratamientos,
cuando las remesas no llegan,
cuando el precio del petróleo
se cae,
cuando creemos que aquí no pasa nada,
que la solución está en dejar de usar
una moneda internacional
y reemplazarla por otra
que podamos reproducir
sin ninguna responsabilidad,
cuando nos alejamos del mundo
y de socios importantes
que son hermanos también,
y cuando seguimos inundando
de propaganda sin fin
de lo bueno que es el gobierno
para nuestro país.

Dudas…
y pido disculpas por ellas,
pero no puedo contenerlas
no puedo ocultarlas,
no puedo cambiarlas,
aunque espero
que sean solo eso: dudas
y no verdades amargas.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El pozo de los lamentos, Cartas a Santiago mi hijo


Hijo mío,
días atrás
visité en la cárcel
a un querido amigo,
sí… como oyes,
en la cárcel,
aquel cajón grande
que desde fuera hemos visto
y al verlo me has preguntado
si allí se encuentran los ladrones.

Esa es la idea que tenemos,
los que de lejos vemos
aquello que llamamos:
cárcel,
y otros:
centro de rehabilitación.

Nada más lejano a la realidad,
una vez que entras,
entiendes que los mínimos derechos
de la persona humana
están agonizando,
que si entras ahí,
no te puedes quejar,
que si entras ahí,
no importa si eres o no,
inocente o preso de conciencia,
eres un reo… nada más.

La visita, hijo mío,
se convierte en una especie
de lucha interna,
que no entiende cómo,
a la vista de todos,
puede suceder lo que sucede,
hombres presos,
sentenciados,
enjuiciados,
que purgan una pena
en condiciones perversas.

Nadie entiende,
nadie quiere comentar,
cómo la droga está presente,
cómo las maldades humanas,
se multiplican solas,
y caes de pronto
en una histeria colectiva,
que te lleva de la mano
por el callejón de la miseria.

Ahí, hijo mío, en eso
que llamamos cárcel,
no quisiera que esté
ni mi peor enemigo,
por la forma,
por la manera,
por la costumbre,
de hacer de la cárcel
un infierno en la tierra.

Miras a los ojos,
de aquellos hombres,
y no descubres nada,
solo quejas,
angustias y venganzas.

En medio de ello,
siempre te encuentras
hombres y mujeres,
de inocente conciencia
que purgan una pena
por no saber que en la tierra
hay justicias humanas
tan desgraciadas
y maléficas.

Al salir hijo mío,
de aquel infierno en la tierra,
respiré el aire puro,
pero sentí mi alma en pena,
porque mientras encerremos
a la gente, a nuestra gente
de esa manera,
no habrá perdón de Dios,
en toda la tierra.

A Mónica Hidalgo...


Te has ido,
o quizá solo
tu cuerpo terrenal,
y nos dejas
un espíritu de gozo,
una sonrisa angelical.

Vienen a mi mente,
los momentos, los tiempos,
las horas vividas,
compartidas y reídas,
donde la vida era
las risas y sonrisas,
los amigos, los proyectos,
los anhelos sin prisas.

Y luego con el paso del tiempo,
nos encontramos siempre,
y hablamos alegremente
del pasado, del presente
y de un futuro lejano,
que pensábamos ajenos
a los actuales hechos,
y… entonces
seguiríamos encontrándonos
y riendo de las cosas que causan risa,
y alejándonos de las penas,
pues nuestra agenda
no incluía jamás las penas,
quizá eso marcó esta amistad
esta hermandad que ahora
empieza a ser eterna.

Te vas y nos dejas,
la sonrisa en la boca,
la alegría para compartirla,
la sencillez para sentirla,
el recuerdo para sentirlo,
la dulzura para calmar
a un corazón que intenta latir
agotado por el dolor.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Dudas... razonables y agudas


Transcurren lo días,
del ejercicio actual
del gobierno y su poder
de la Asamblea Nacional,
de la Asamblea Electoral,
de la Corte Constitucional,
autoproclamada
y refrendada por quienes
de ella,
esperan pagarse el favor.

Transcurren los días.
y las dudas me surgen,
por las contradicciones
y las demoras,
en despegar de una vez,
el plan nacional
del nuevo país.

Transcurren los días,
y veo nacer los mismos…
los mismos defectos,
los mismos pecados,
los mismos abusos
que se criticaron
a quienes precedieron
en Carondelet,
en el difunto Congreso,
y en los enterrados Tribunales.

Defectos que nacen
de la acumulación del poder,
del creerse los únicos,
de enredarse y enredarnos,
de pasiones desmedidas,
de ignorancias supinas,
de campañas indefinidas,
de aislamientos y pugnas,
en fin…
defectos que son hijos,
de todo menos del trabajo,
de un trabajo prometido,
de una promesa
que aún circula
en el ambiente de los pueblos.

Transcurren los días.
y las dudas me surgen,
dudas porque no sé,
de dónde saldrá el dinero
para pagar las promesas
de la nueva Constitución,
para otorgar el poder
a quienes lo recibirán,
para hacer verdad
lo que es aún,
una quimera ideal.

Dudas que no encuentran
respuestas al cómo,
a los cómos cambiaremos,
o cambiarán las cosas
si las viejas prácticas,
las sucias prácticas,
las malditas prácticas
disfrazadas de
ejercicio democrático,
las miro en momentos
en que el país necesita
de una buena vez
sentido común
y renuncia a intereses particulares
que particularizan y privatizan
el poder.

Espero sinceramente,
equivocarme de veras
y que mis dudas sean
solo eso, dudas
y se alejen y se pierdan
asustadas por la verdadera
democracia de todos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Un Angel... a Gabriel Fabricio


Los Ángeles suelen llegar
a la tierra por largos
o cortos momentos,
toman formas diversas
de gente que amamos,
de gente que queremos.

Algunos lo hacen
de hijos predilectos
que resumen anhelos
que consagran momentos
de felicidad eterna
pero a veces,
pasajera…

Esa es la historia,
la historia de un Ángel
que llegó hace poco
y que en el corto momento
de su estadía en la tierra
dejó una estela
de amor y dolor
toda junta
toda compleja.

Gabriel Fabricio…
sus padres lo llamaron,
sus padres lo lloraron
pues fue poco el tiempo
que estuvo con ellos,
pero suficiente para sentir
su presencia eterna,
su luz duradera,
su espacio, su tiempo,
su intensa memoria.

Un Ángel llegó,
un Ángel se fue,
por ti pediremos,
a ti acudiremos,
agradeciendo al infinito,
haberte tenido
un tiempo corto….
al menos.

jueves, 6 de noviembre de 2008

¿Tienes un sueño?


¿Tienes un sueño?,
vive por él,
que no se convierta
en pesadilla,
vive intensamente,
lucha, trabaja por él.

¿Que no sabes si se cumplirá?,
será verdad en la medida
en que tú lo seas,
en la medida en que
en niño te conviertas,
y los sueños los vivas
mientras los construyas.

¿Tienes un sueño?,
no me lo digas,
vívelo,
invítame a vivirlo,
si vamos juntos
lo alcanzaremos pronto.

¿Tienes un sueño?,
entonces…
hay esperanzas,
futuros cercanos,
pensamientos frescos,
intensos… renovados.

¿Tienes un sueño?...
ya somos dos.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Dime cosas...


Vamos…
necesito oírte,
necesito de ti,
que me cuentes tus cosas,
todas a la vez.

¿No ves que por ti suspiro?,
que sin ti soy nada a la vez,
que vago por ahí sombrío,
que no se andar al revés.

Vamos…
dime cosas al oído,
de las que quiero escuchar,
suspiros, jadeos,
peticiones, lloriqueos,
todo junto...
una y otra vez.

Vamos…
dime lo que quiero oír,
la historia de tu vida,
de tu vida junto a mí,
estos momentos,
tantos…
que ni los recuerdo,
o si lo hago,
confundo todo
de tres en tres.

Vamos…
que termina la noche,
y el día exige
ser normales...
otra vez.