Petróleo, poder y violencia

La dictadura, devoción fetichista por un hombre, es una cosa efímera, un estado de la sociedad en el que no puede expresarse los propios pensamientos, en el que los hijos denuncian a sus padres a la policía; un estado semejante no puede durar mucho tiempo
W. Churchill

El oro negro,
cotiza al alza,
mientras el mundo entero,
asiste impotente
al espectáculo de la muerte:
gente inocente,
asesinada en las calles,
a manos de mercenarios
pagados por un desquiciado.

El oro negro,
el petróleo,
es fuente de poder,
porque produce dinero,
dinero en exceso,
dinero maldito,
que corrompe el corazón,
que estimula la corrupción,
de gobiernos y dictaduras
que se sirven del dinero
para eternizar su figura.

El petróleo
es un cheque en blanco,
para comprar de todo,
incluso seres humanos,
que se entregan
sumisos todos,
al dueño del dinero,
del poder y del petróleo.

Del petróleo,
surge un poder desmedido
que desfigura su ejercicio,
prebendas y bonos,
burocracia dorada,
neo burocracia,
marketing político,
para ensalzar figuras,
que dan paso de a poco
al petroautoritarismo.

El poder autoritario,
busca de inmediato,
acabar con las libertades,
del tipo que sean,
al costo que sea.
Vas entregando sin caer en cuenta,
tus libertades personales y sociales.

El poder autoritario,
hijo de petroautoritarismo,
te dirá poco a poco,
cómo y qué debes pensar,
te exigirá que digas
que solo lo que viene
del poder autoritario
es lo verdadero, lo necesario.
Te impondrá un sistema de justicia,
acorde con sus normas sin ética.
Será intolerante con las ideas,
que se contrapongan a las suyas,
que cuestionen sus decisiones,
que pongan en duda su inexistente moral.

El poder autoritario,
que nace del dinero,
de la ambición del tenerlo todo,
disfraza un mandato violento,
que destruye todo a su paso,
que desconoce los derechos,
que pisotea a los insurrectos.

Cuando menos lo esperas,
te habrás sometido,
al poder autoritario,
le habrás entregado
tu presente y futuro,
y lo que es peor,
el futuro de tus hijos,
y quizá de los hijos de tus hijos,
creyéndote el cuento,
de que son revolucionarios,
de que con ellos todo ha cambiado,
de que debes estar contento
con unas migajas de poder,
con unas obras de alquiler,
con unas propagandas de “todo bien”.
Supuestamente…
con haber vencido al enemigo,
y de que haya ganado tu amigo,
que con el poder ya no lo es,
se convierte de pronto
es un dios, un elegido,
un líder que ha sido ungido,
para gobernar sin tiempo,
para disponer sin argumento,
para insultar y denigrar,
para construir sobre él,
un nuevo imperio,
basado en el dinero,
en la violencia, en la amenaza,
en el absoluto dominio,
de los poderes y del destino,
de hombres y mujeres…
que con el tiempo,
después de mucho tiempo,
caen en cuenta de su error,
descubren el engaño y el maltrato,
abren los ojos y ven,
que nada era verdad,
que todo se lo han llevado,
aquellos a quienes vendieron
el corazón, el alma y la libertad,
por un puñado de monedas sin respaldo.