Por favor…
por hoy no te vayas,
no quiero sentir
la soledad de ti,
que de veras me mata.
Quédate,
cinco minutos más,
o cinco semanas,
o cinco años,
o cinco vidas más,
pero por favor no te vayas.
Tu ausencia es mi demencia,
mi desierto sin agua,
mi soledad en la oscuridad,
mi desilusión… mi perdición.
Ven,
acuéstate a mi lado,
y abrázame muy fuerte,
y cuando te vayas,
hazme creer que jamás has estado.
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