miércoles, 27 de marzo de 2024

Un epitafio, que duele escribir (a Víctor Oleg, desde el fondo del corazón)

La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; 

un corazón que habita en dos almas

Aristóteles 


Escribo estas letras,

desde el Pinar de la Quebrada.

Desde el mágico lugar,

que nos vio crecer.

Una suerte de castillo,

cerca de la ciudad.

Rodeado de montañas,

y un camino de tierra

que recorríamos

en carros de palo

y bicicletas sin frenos.


Escribo estas letras,

en el lugar donde 

disfrutábamos las delicias

que nacían de las manos

de tu querida mamá.


Escribo estas letras,

desde el lugar

donde veíamos llegar

por las tardes a tu papá,

del cual eras brillo y oro intenso.

Escribo estas letras,

cerca de aquel árbol

al que subíamos por un tubo,

y del cual bajábamos 

a caminar sin rumbo,

conquistando lugares imaginarios,

en medio de vecinos preocupados

por los sonidos de la pólvora,

la gasolina y los juegos pirotécnicos

(grandes aliados y amigos,

de juegos de niños).


Aquel lugar donde tu perra,

te salvó de una quemadura mayor de la pierna.

En fin… recuerdos que jamás se borrarán.


Luego el tiempo hizo evidente,

lo evidente: este mundo no es para todos,

menos, para almas como la tuya,

para personas como vos.


Escribo estas letras,

confiando en que donde te encuentres,

encuentres la anhelada paz

y un espacio ideal, para ser tú,

donde habiten tu sencillez y tu eternidad.


Un abrazo eterno, mi querido amigo y hermano.


jueves, 21 de marzo de 2024

El necesario arte de desaprender

Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, 

sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender

Alvin Toffler

En este mundo hay inventos,

máquinas, equipos, metodologías,

medicinas, que dejan de ser útiles,

porque son obsoletos,

es decir, cumplieron un tiempo de vida

y deberían reemplazarse,

porque podrían, no solamente no servir,

si no ser peligrosos para la humanidad.


Sucede también,

con algunas cosas en nuestros hogares.

Tendríamos que desechar varias de ellas,

porque ya no sirven, porque no prestan

el servicio para el que fueron creadas;

lo lógico sería: dejarlas de usar.

Nos da pena, en algunos casos,

porque algunas de esas cosas

nos evocan tiempos y personas,

que son parte de una historia.


Aunque hay,

una notable y gran diferencia,

con el aprendizaje, el conocimiento,

la costumbre, la tradición y la repetición

de ideas, conceptos, prácticas, historias

y creencias, que son parte de nuestro ser,

podría existir una similitud

con los ejemplos propuestos

en mis primeras ideas.

Lo que aprendemos, conocemos,

lo que es ya una costumbre

una tradición, una creencia,

difícilmente se cambia

peor aún desecha,

a lo largo de nuestra vida.


“Ten cuidado con lo que aprendes 

que no podrás olvidarlo”,

reza un adagio popular.

Es una invitación constante a desaprender,

a cuestionar lo aprendido,

a superar el cambio, 

a que nuestra mente sea siempre

una pizarra lista para escribir,

borrar, corregir, mejorar, ampliar,

cuestionar, aprender y volver a desaprender,

como ejercicio de vida, de crecimiento mental,

personal, espiritual y humano. 


Si bien todos los días,

debemos agregar cosas a nuestras vidas,

con la misma frecuencia, habrá que eliminar cosas,

como camino a la sabiduría.


No se trata de ser sabios,

la idea es estar conscientes

y claros de que solamente sabemos,

que nada sabemos.


jueves, 14 de marzo de 2024

La ética, ¿sirve de algo?

Quienes ejecutamos esta profesión

no podemos permitir que se gane de cualquier manera

Marcelo Bielsa

Quizá, una buena parte de la sociedad.

justifica su accionar 

a través de aquella máxima que reza:

que el fin justifica los medios.

Parecería que las metas se logran,

los deseos se cumplen,

las venganzas se ejecutan,

las ambiciones se hacen realidad,

sin detenerse a pensar,

en la forma o formas

de lograr aquello que queremos,

y aquello que nos hacen desear,

o aquello que buscamos lograr

porque “vida hay una sola”.


El ejercicio de la política,

no puede estar más salpicado

de conductas, hechos y acciones

que nos llevan a pensar

que pocas conciencias quedan,

-en el mundo de la política-

dispuestas a ejercer

su trabajo y accionar

en beneficio de su sociedad,

sin esperar o buscar nada a cambio,

sin vender su alma al mejor postor,

sin llegar a convertirse

en testaferros de mafias,

que buscan lucrar en medio de la impunidad.


Otras instituciones del Estado,

también se encuentran comprometidas

al momento de analizar 

las actuaciones de sus funcionarios.

Sus acciones y omisiones,

¿a quiénes benefician y por qué?,

a muchos, seguramente,

menos a quienes deberían:

los ciudadanos, comunes y corrientes.


Se han roto todos los límites,

el dinero del crimen organizado,

todo lo compra,

quizá porque llegó a entender

que la ambición es una enfermedad

que crece sin medida, sin clemencia.


Por desgracia,

esto no solamente sucede,

en las altas esferas del poder.

Los ciudadanos también

contribuimos a la crisis

cuando evadimos impuestos,

irrespetamos las normas de tránsito,

olvidamos o desconocemos

las normas de urbanidad,

robamos el tiempo de nuestro trabajo,

nos reímos de la llamada “viveza criolla”

aplaudiéndola y celebrándola,

y lo que es peor,

ese ejemplo los damos

a los más pequeños,

a los que vienen detrás,

a los que dentro de poco

llegarán a gobernar y trabajar,

en pequeños o grandes territorios,

en pequeñas o grandes instituciones.


Sin ética, esto que cuento,

crecerá sin parar.

Con ética, con buenas costumbres,

pasada la vergüenza de reconocer estas acciones,

empezaremos a construir

una verdadera sociedad.

 

jueves, 7 de marzo de 2024

Igualdad

Todos debemos saber que la diversidad es un bonito tapiz, y debemos entender que todos los hilos del tapiz tienen el mismo valor, sin importar su color

Maya Angelou

Hay indicadores 

que muestran 

los progresos de la humanidad.

Tantos y tantos campos,

de la ciencia dan cuenta de

progresos impensables,

para mejorar la salud,

la conquista del espacio

y el desarrollo de tecnologías

que construyen escenarios de vida

solamente vistos en ciencia ficción.


Y hay también,

indicadores que muestran,

que mientras ese progreso pasa,

niños y niñas mueren

por no tener qué comer

o por beber agua contaminada.

Indicadores que muestran

números impensables

de víctimas asesinadas 

en cruentas y sanguinarias guerras.


Los logros 

y progresos de la humanidad,

significan mucho

y nos brindan la esperanza

de un mundo mejor. 

Aunque esa esperanza,

se vea opacada por una sombra

que cubre graves inequidades:

pobreza, miseria y desesperación

de poblaciones y sociedades

presas de dictaduras,

disfrazadas de democracias,

y sometidas a regímenes

de terror y miedo.


Entonces… la igualdad no es tal,

la igualdad, se convierte

en un deseo, en un anhelo,

en una lucha, en una constante denuncia,

que pone sobre la mesa 

crueles datos sobre maltratos,

abusos, burlas, engaños,

violencias, crímenes y asesinatos

de seres humanos:

niños, niñas, adolescentes y mujeres,

víctimas de culturas violentas

que minimizan realidades inhumanas,

que ridiculizan y desconocen

que ninguna legislación

pondrá fin a la violencia,

si la violencia es parte ya,

de la vida.


Aprender a valorar,

respetar, entender, comprender,

apoyar, reconocer y fomentar

la dignidad en la diversidad,

es construir los cimientos

de una igualdad,

que es lo contrario a uniformidad.


No habrá igualdad,

si la mayoría,

o la otra mitad vive discriminación,

limitaciones, acosos,

abusos y violencia.

“Todos los hilos del tapiz tienen el mismo valor

sin importar su color”



viernes, 1 de marzo de 2024

Viajar

Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales 

para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente

Mark Twain

Los viajes son,

una especie de encuentro

y también reencuentro.

Lugares, personas, paisajes,

recuerdos… momentos.


Viajar,

es en sí una aventura,

sea el viaje largo,

o se transite una corta ruta.


Viajar, 

por gusto, por necesidad,

por distracción, por obligación.

Viajar es moverse,

ir de un lugar a otro.

Viajar,

y mirar lo queda atrás,

sin dejar de mirar

la ruta para llegar.


Hay (creo yo) un viaje necesario,

fundamental y clave,

cuyo conductor y pasajero,

es uno mismo:

viajar hacia nuestro interior,

visitar nuestro corazón.


Hay miedo, lo sé,

hay desconocimiento,

hay preocupación

por hacer ese viaje:

¿qué vamos a encontrar?,

o quizá sé, lo que voy a encontrar.


Un viaje necesario,

eso de visitarse uno mismo,

de encontrarse y conocerse,

de aceptarse y comprender

al ser humano, a uno mismo.


Viajar,

al encuentro interior,

para empezar a trabajar,

reparar o restaurar

el propio amor, la propia preocupación,

el propio cuidado, la propia dignidad.


Viajar, 

al encuentro interior,

para descubrir que somos alguien,

un alguien que se necesita,

un alguien que respira,

un alguien que busca permanente.


Viajar,

al encuentro interior,

para aceptarse, apoyarse,

animarse, corregirse, comprometerse.

Y, sobre todo

para actuar diariamente 

sobre lo que somos

y lo que queremos ser,

independientemente

del mundo exterior.


Un viaje,

con un conductor,

que es a la vez pasajero:

tú y tu humanidad.