La amistad es un alma que habita en dos cuerpos;
un corazón que habita en dos almas
Aristóteles
Escribo estas letras,
desde el Pinar de la Quebrada.
Desde el mágico lugar,
que nos vio crecer.
Una suerte de castillo,
cerca de la ciudad.
Rodeado de montañas,
y un camino de tierra
que recorríamos
en carros de palo
y bicicletas sin frenos.
Escribo estas letras,
en el lugar donde
disfrutábamos las delicias
que nacían de las manos
de tu querida mamá.
Escribo estas letras,
desde el lugar
donde veíamos llegar
por las tardes a tu papá,
del cual eras brillo y oro intenso.
Escribo estas letras,
cerca de aquel árbol
al que subíamos por un tubo,
y del cual bajábamos
a caminar sin rumbo,
conquistando lugares imaginarios,
en medio de vecinos preocupados
por los sonidos de la pólvora,
la gasolina y los juegos pirotécnicos
(grandes aliados y amigos,
de juegos de niños).
Aquel lugar donde tu perra,
te salvó de una quemadura mayor de la pierna.
En fin… recuerdos que jamás se borrarán.
Luego el tiempo hizo evidente,
lo evidente: este mundo no es para todos,
menos, para almas como la tuya,
para personas como vos.
Escribo estas letras,
confiando en que donde te encuentres,
encuentres la anhelada paz
y un espacio ideal, para ser tú,
donde habiten tu sencillez y tu eternidad.
Un abrazo eterno, mi querido amigo y hermano.