El tiempo para dialogar,
para abrir el corazón,
para escuchar, para aprender.
Dialogar,
como un ejercicio de amor,
de amor a la palabra,
de amor a la confianza,
de amor, porque para dialogar
hay que buscar tiempo,
y si das tiempo y entregas tiempo,
das una señal de amor.
Ese tiempo para dialogar,
es una suerte de entregar y recibir:
enriquece y beneficia
a los que se encuentran
alrededor del diálogo.
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