El diálogo es más que un acuerdo:
es un acorde
Octavio Paz
Puede ser,
o no,
una oportunidad
o un desacierto.
Dialogar,
o un intento de ello
puede llevarnos a acuerdos,
desacuerdos, pleitos,
amenazas o agresiones.
Aquella aspiración humana,
de buscar mejores resultados,
momentos y acciones,
a través de un diálogo,
podría verse afectada
si ese proceso de diálogo
no se mira, ve y analiza,
como un delicado espacio
que debe diseñarse,
realizarse y acompañarse
con tal grado de cuidado,
con tal grado de preparación,
que corremos el riesgo
de no tener una oportunidad
si no un desacierto.
El diálogo como oportunidad,
requiere de las personas:
un reconocimiento mutuo,
un respeto por su dignidad,
un sentido de libertad,
igualdad y responsabilidad.
Si queremos trabajar
una verdadera transformación
de nuestra sociedad,
de territorios duramente golpeados,
de sociedades pésimamente dirigidas,
hay que trabajar por el dialogar,
que no es potestad de la autoridad,
es potestad de la sociedad
y de sus instituciones.
Igualdad de derechos y obligaciones,
sin coacciones,
con libertad de palabra
para defender cada realidad y perspectiva,
y el entendimiento como horizonte,
hará que esos ciudadanos
y que esa sociedades
diseñen su o sus diálogos
para soñar, sumar y hacer realidad,
aquel deseo de bienestar para todos.
Un “todos” tan grande,
como grandes deben ser
los sueños de los buenos.
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