viernes, 25 de octubre de 2024

Humanos, sin humanidad

Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano.

George Orwell

Llegamos a pensar

que tras la pandemia

y sobrevivir a ella

los humanos,

recuperarían,

restaurarían, 

y desarrollarían

un profundo sentimiento de humanidad.


Algunos hechos,

algunas acciones,

algunos comportamientos

nos hacen pensar lo contrario.


Si a eso le sumamos

que los liderazgos,

los gobernantes

y los encargados

de administrar

la cosa pública

actúan,

en su gran mayoría,

ajenos a la realidad

y al dolor de sus ciudadanos,

es lógico pensar

que no hay humanidad

en una buena parte de los humanos.


Tenemos los diagnósticos,

no son necesarios más estudios,

para darnos cuenta

que se está perdiendo

la capacidad de ponerse

en el lugar de los demás. 

Que, 

comprender y compartir

los propios sentimientos,

es mal visto,

es juzgado y hasta penado.


Y, a pesar de las miles de manos

que ayudan y apoyan

a los más necesitados,

en situaciones complejas,

en situaciones difíciles,

las garras de las industrias de la violencia

siguen causando daño y dolor.


Necesitamos recuperar,

cuanto antes,

este sentido de humanidad

para los seres humanos.


Que los espacios de convergencia,

de colaboración,

de unión y apoyo,

no desmayen, que mantengan encendida

la llama de la esperanza,

pues recuperar el sentido de humanidad

conlleva reeducar y reeducarnos

en la comprensión, respeto

y valoración hacia los seres humanos. 


Que aprendamos nuevamente

a actuar con ética y solidaridad

como una forma de contribuir

al bienestar y desarrollo

de propios y extraños


El momento nos requiere creativos,

promotores de nuevas ideas, 

de soluciones prácticas e innovadoras

sencillas pero potentes,

que nos despierten para siempre

el sentido de humanidad.


Hasta ahora, 

las crisis han sacado a la luz

comportamientos y acciones

que dicen poco de los humanos.


Es posible, 

la humanidad en los humanos:

es una suma de acciones pequeñas,

de pequeños hábitos,

de buenos ejemplos

de actitudes responsables,

de compromisos serios,

de no permitir

que llegue a gobernar 

la ignorancia y la indolencia.


Miremos dentro de nuestros corazones,

miremos a los que amamos,

y encontremos sentido

a un camino, que parece perdido.

La respuesta está, 

en cada uno de nosotros,

y cito a Sábato:

hay una manera de contribuir 

a la protección de la humanidad, 

y es no resignarse.



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