Somos libres acaso,
si nuestros hermanos
¿aún viven en la ignorancia?
Las celebraciones de independencia,
son tradicionales que casi siempre,
olvidan en el fondo la esencia,
de por qué deben celebrarse.
La independencia, buscó siempre
acabar con la ignorancia,
con el abuso y el maltrato a la gente,
con el hambre y la malicia.
La independencia, fue fruto
del espíritu libertario,
que corrió por las venas
de mujeres y hombres,
que no entendían de
injusticias y maldades.
La independencia, es un después,
a un antes de injusticia,
a un antes de inequidad,
a un antes de exclusión,
a un antes de ignorancia,
a un antes de desilusión.
La independencia, es un reto,
de intentar mantener,
de pie, de por vida y sin olvidar,
todos los nuevos derechos,
aquellos que propiciaron,
y que dieron lugar a la libertad.
La independencia,
fue la oportunidad,
de poder demostrar,
que quienes la recibieron,
no volverían a cometer, jamás,
los mismos abusos,
los mismos errores,
las mismas injusticias,
de sus antecesores.
La independencia,
no es por tanto,
un momento histórico pasado,
una fecha a recordar,
unas palabras que se dan,
unas frases más,
unas biografías,
unos hechos confusos,
unas ideas repetidas.
La independencia,
y su recuerdo permanente,
debería ser en nosotros,
un recordatorio incesante,
sobre si hemos sabido mantener,
los valores, las ideas y los frutos,
de aquella independencia,
-que repetimos sin cesar-
y que hemos recibido de nuestros héroes.
La independencia,
es una pregunta constante,
a sabernos si estamos resignados,
si nos hemos acomodados al poder,
si hemos olvidado opinar,
si nos hemos olvidado hablar,
juzgar y decir lo que está mal.
La independencia,
no necesita de palabras,
de discursos añejos,
sino de acciones,
de hechos, de comportamientos,
de personas que la honren,
que le digan que está presente,
no en los libros de historia,
sino en mentes y corazones,
de quienes son los sucesores,
de lo que le independencia,
dejó como legado
a tantas generaciones.
Y entonces pienso…
me cuestiono,
me preocupo,
por la ciudad que ayer,
celebraba su independencia,
en medio de tantas palabras,
pero que sigue…
sitiada por problemas,
por limitaciones,
por inequidades,
por malas gestiones,
por malas decisiones,
por desánimos,
por desórdenes,
por sentimientos encontrados,
por divisiones,
por falta de liderazgos.
Y entonces siento…
que la ciudad necesita
una segunda independencia,
que la libere de a poco,
de sus males, de sus temores,
de sus miedos, de sus errores.
Una segunda independencia,
que nos haga mejores,
en un pensamiento común,
en un proyecto común de ciudad,
de personas, de lugar,
de deseos de bienestar.
Una segunda independencia,
que rinda homenaje a la historia,
a los hombres y mujeres,
que hicieron de Loja,
capital musical y cultural,
la tierra más linda de la tierra,
pero que eso no dura toda la vida,
y como homenaje,
nuestro trabajo, nuestra entrega,
nuestro esfuerzo, nuestro ánimo,
nuestra responsabilidad,
nuestra fuerza.
Miremos la historia,
para no cometer
los mismos errores,
que comete la gente
en el poder...
la segunda independencia,
lo tiene que hacer.
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