Este era un corazón,
que fue secuestrado,
pero no para ser maltratado,
sino para ser amado.
Ese corazón,
desde aquel momento,
entendió que la palabra secuestro
era la mejor del mundo,
quería desde entonces
pasar secuestrado en cada momento.
Se decía para sus adentros:
si me liberan de este secuestro,
seguro me muero.
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