jueves, 17 de septiembre de 2009

Sobre las libertades


El hombre nunca ha encontrado una definición para la palabra libertad
Abraham Lincon


Nunca acaba,
y nunca acabará
el debate social
por la ansiada libertad.

Todos,
los sectores sociales,
las instituciones,
las personas,
los grupos, las asociaciones,
piden espacios de libertad.
Y no quedan atrás
de este debate
los gobiernos
y los parlamentos,
que asumen la responsabilidad,
según ellos,
de regular la libertad,
aquella escritas y aquella tácita.

Esa búsqueda intensa
por las libertades,
parceladas por sectores,
convierte a la libertad plena,
en prisionera del deseo,
de la lucha parcial
de nuestras libertades particulares.

Inevitable lucha
aquella que nace
de la defensa
de las libertades sectoriales,
que ajenas a otras realidades
buscan satisfacer sus necesidades.

Y mientras eso sucede,
la vida pasa,
y sin darnos cuenta
no solo hemos perdido
nuestra propia libertad
sino hemos evitado
una libertad más grande
una libertad mas onda
una libertad propia
como seres humanos.

Libertad de opinión,
libertad de cátedra,
libertad de legislación,
libertad de obra,
libertad de movilización,
y tantas otras libertades
que se exigen,
que se pregonan,
incluso que se mendigan,
que se negocian,
como si fuera negociable
un derecho propio
que requiere entenderse
como bien común.

No puede haber libertad
sin responsabilidad.
No puede haber libertad
sin el sacrificio de renunciar
al gusto personal,
pues es más grande
la libertad del todo
que la del particular.

Para el renacimiento de la libertad
hay que cuestionar primero
¿qué hemos hecho nosotros
como usuarios de lo que llamamos: libertad?.
Ha sido en realidad
en el marco de la libertad
la consecuencia de nuestros actos,
o, ¿cambiamos la esencia de la libertad
por el interés mezquino y personal?,
por intereses de sectores
¿incluso aquellos presentes
en tiempos de una lid electoral?.
Ojala que al intentar
ajustar la libertad
en el marco de una ley
no la convirtamos jamás
en un objeto antinatural
que responda
a un interés mediático,
del momento caliente
del que gobierna,
del que el poder tiene,
del que financia
los actos de un gobernante.

Ojala que cuando luchemos
por la ansiada libertad
no nos motive un deseo mundano
carente de espíritu,
ausente de igualdad,
ajeno a la fraternidad.

Es un extraño propósito perseguir el poder y perder la libertad.
Francis Bacon

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