Escuchar es amar
De la película: Héctor y el secreto de la felicidad
Dice un filósofo,
que tal como va el mundo,
un arte que se necesita
y que se necesitará
con más y más fuerza,
será el de saber escuchar.
La escucha nos lleva
a un ejercicio personal:
dar importancia a los otros,
a lo que les sucede,
a lo que piensan,
a lo que necesitan compartir,
a lo que quieren compatir
y que muchas veces no pueden.
La escucha necesita tiempo,
que se supone es lo que no hay.
Si queremos escuchar,
aprender a escuchar,
si queremos saber escuchar,
debemos encontrar y guardar
eso que llamamos tiempo.
Saber escuchar,
nos permitirá
entender los diversos lenguajes
con los que habla la gente:
palabras, gestos, miradas,
silencios, gritos, ausencias.
Todo habla,
si se sabe escuchar.
Saber escuchar,
para pensar
el por qué escuchamos,
lo que creemos escuchar.
Saber escuchar,
como signo de amor,
de respeto, de tolerancia,
de interés, de preocupación,
de dignidad humana.
Saber escuchar,
no siempre para opinar.
La escucha sana,
la escucha alivia,
la escucha acompaña,
la escucha es puerto,
para el que necesita
que su voz, su dolor,
su sentimiento
tenga oídos,
llegue a alguien,
que sienta y valore
aquello que escucha,
aquello que contamos,
o aquello que callamos.
Saber escuchar,
saber escucharnos.
Aprender a escuchar,
aprender a escucharnos,
tareas imprescindibles
de los seres humanos.
Hay tiempo,
hay capacidad,
para saber escuchar.
Es cuestión de quererlo,
de proponérselo
y de hacerlo.
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