Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad,
y es no resignarse
Ernesto Sábato
¿Es imposible hacer algo
contra aquella peligrosa inercia
que nos lleva a pensar
que nada puede cambiar,
porque ya es como es?
Nos acostumbranos,
con una facilidad increíble,
a diversas situaciones
y diversas condiciones.
Puede ser adaptación,
en unos casos
y resignación,
en otros.
Siempre desarrollando
la necesaria capacidad
de poder distinguir
entre adaptación
y resignación.
Los tiempos,
las circunstancias,
las condiciones,
las personas
y los entornos
cambian siempre,
por ello
adaptarse y saber hacerlo,
es fundamental.
Lo peligroso,
creo yo,
es resignarse a algo
que sabemos que está mal,
pero que declaramos
imposible de cambiar.
Lo que es peor,
nos convertimos
en parte de ese algo.
Asumir que la mediocridad,
es parte constitutiva de la política,
que la corrupción ganó la batalla,
que la violencia es la forma
de combatir la violencia.
Que hay verdades absolutas,
o absolutos diciendo verdades,
que el caos es inevitable;
es resignarse,
es acostumbrarse a algo,
que lo repiten muchos,
y que no por ello, está bien.
Acostumbrarse
al hecho de que para triunfar,
debes hablar mal
de todos los que hacen el bien.
Acostumbrarse
a irrespetar,
como norma para imponer
una forma de ser.
Acostumbrarse
al esfuerzo mínimo,
al rumor, al desorden,
a la envidia, a la violencia,
nos hará cada día
menos humanos.
Por lo tanto,
lo que menos podemos
es acostumbrarnos
a la mediocridad
y a lo que sabemos
que no está bien
y que no hace bien a la humanidad.
Sabiendo que esa humanidad
son: tu propia familia
o personas que no conocerás jamás.
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