Encontrar,
encontrarse.
Caminar,
acompañarse.
Sentir,
sentirse.
Hacer el bien,
a pesar del envidioso.
Construir condiciones
de felicidad y realización,
a pesar del envidioso.
Creer en el próximo,
a pesar del envidioso.
Reconocer el valor propio,
es una forma de restaurar
la confianza y el amor
por nosotros, por lo que hacemos,
decimos y pensamos
Que tus decisiones reflejen tus esperanzas, no tus temores
Nelson Mandela
Con la vida, llegan los años
y con los años llegan
una serie de retos
que nos entrega la vida.
Uno de ellos,
uno de tantos,
es esa responsabilidad,
virtud o habilidad
para decidir.
Decisiones muchas,
a veces tantas,
o tan complejas
que nos desborda
y nos abruma
ese reto de decidir.
Podríamos acostumbrarnos,
a que nos digan
a que nos dispongan,
a que nos obliguen
a decidir algo,
sobre nuestra vida
y sobre la vida de los otros
y perder de a poco
la dignidad humana
que nos significa
sentirnos libres
y responsables de una decisión.
Decidir,
a pesar de temer
el poder errar,
hasta entender
que el que yerra
lo hizo tras asumir
que debía decidir.
La virtud, creo yo,
no es acertar,
que de por sí es muy bueno,
si no,
asumir y trabajar
para poder decidir
y poder vivir
con lo decidido,
sin que ello impida
equivocarse,
aceptar el error,
corregir, mejorar
y seguir el camino,
hasta nuevamente,
volver a decidir.
¿Con cuánta responsabilidad,
información, convencimiento,
certeza, reflexión,
ira, temor, esperanza,
pasión, fuerza de voluntad,
amor propio, respeto,
resiliencia, fragilidad,
pasión y entrega decidimos?
¿Asumimos el resultado
y el costo de nuestras decisiones?
¿Decidimos,
aún a pesar del dolor de la decisión?
¿Decidimos,
como un derecho, como una obligación,
como un compromiso, como un deber?
Las respuestas:
están en tu corazón…
confío en que las encuentres.
Es vital
encontrar a toda costa,
el reconocimiento
que nos debemos.
El sabernos capaces,
de superar lo que se nos presenta.
Sin ese encuentro,
solamente seremos,
pasajeros de un transporte
que nos lleva
a ninguna parte
Somos,
a pesar de los cambios
y de las circunstancias.
Somos y debemos ser,
a pesar de los cambios
y de las circunstancias
Abrazos que hablan,
abrazos que gritan,
abrazos que dicen,
abrazos que cuentan,
todo lo que el corazón siente,
todo lo que el alma fabrica,
todo lo que la mente piensa,
todo lo que la vida otorga
Eres el trato que das,
el ejemplo que dejas,
los silencios que compartes,
las palabras que entregas
Siempre te sorprenderá
la capacidad que tienes,
de romper, tus propios límites.
Solamente debes,
darte la oportunidad,
darte esa oportunidad
¿Qué es la esperanza?
Para mí,
la confianza de saber
que me encontraré con tu sonrisa,
y todo lo que le rodea
El corazón no muere cuando deja de latir.
El corazón muere cuando los latidos dejan de tener sentido
Anónimo
Escuchaba hace poco
una historia triste,
compleja y dolorosa.
Una historia,
una vivencia,
que, como otras,
que, como muchas,
puede llevarnos a perder
el sentido de nuestra vida,
de nuestra existencia.
La búsqueda del sentido,
de lo que somos,
de lo que queremos ser,
de lo que debemos ser,
de lo que se necesita que seamos,
de la necesidad a acompañar a otros,
en ese camino,
en esa búsqueda,
en ese encuentro,
nos convierte en buscadores
que encuentran,
que deben encontrar
pequeñas señales,
pequeños destellos,
pequeños logros,
que alimentan la ilusión,
de pensarnos con sentido.
Esa búsqueda,
no es, sin la pesada carga
de nuestro propio abandono,
de la falta o quizá la ausencia
del amor propio,
de la falta de fe en uno mismo,
de ese minimizarnos,
de ese no gustarnos,
de ese hacernos daño.
La búsqueda del sentido,
es un bote salvavidas,
en un mar de individualismo,
soledad, silencio y depresión.
Guiar a nuestro corazón
roto, parchado, ilusionado,
enamorado, decepcionado,
a seguir latiendo,
porque si no
¿qué clase de vida
estamos viviendo?
Guiar a nuestro corazón,
a nuestra vida misma,
a la búsqueda del sentido,
es hacerle frente a los miedos,
a los temores,
y entender que podemos
enfrentar las circunstancias.
Los golpes vendrán,
una y otra vez,
al igual que las alegrías,
o ese hermoso sinónimo de paz,
llamado felicidad.
Pero ambos,
nos tienen que encontrar
mientras vivimos este oficio de buscar,
y fortalecer aquel sentido de la vida,
que nos recuerda que nos merecemos
y nos merecemos dignos.
Que no nos detengamos jamás,
en la tarea de buscar
y desarrollar la capacidad de encontrar
las claves de nuestro sentido.
Llegar a darte cuenta,
de la necesidad que tienes,
de encontrar sentido
a lo que piensas, dices y haces
Días que se fueron y son experiencia.
Días que llegarán y se vivirán
con la experiencia de esos días
El reloj no se detiene,
así como la vida misma.
Que tus pausas sean,
para tomar fuerza,
para reflexionar,
para reponer energia,
para pensar.
Que tus pausas sean,
parte de tu camino,
que como el reloj,
no se detiene.
Caminos que se cruzan,
vidas que se entrelazan,
manos que caminan juntas,
corazones enamorados
Recógete en ti mismo cuando puedas, busca a quienes pueden hacerte mejor, y recibe también a quienes puedas tú mejorar
Lucio Anneo Séneca
Todos podemos mejorar,
sin importar quiénes seamos,
sin que importen las condiciones,
las dificultades y las complicaciones.
Todos podemos mejorar,
más allá de lo que hayamos hecho,
en medio de las imperfecciones
en medio de los críticos
y de los criticones.
Para mejorar,
para avanzar
para decidir empezar
esa necesidad de mejorar,
nuestros oídos,
nuestro corazón
y nuestra mente
deben estar atentos
a aquella voz que nos dice
que no podemos quedarnos
como estamos,
que quedarnos así,
sin mejorar
sin mejorarnos
es una suerte
de morir en vida
y renunciar
al reto personal
de mejorar,
porque en el ejercicio
de mejorarnos
curamos nuestras heridas,
calmamos nuestro corazón,
construimos sueños
y no castillos en el aire,
sino palabras
que serán acciones
pequeñas o grandes,
pero acciones de mejora.
El sentido de las cosas
y las cosas cambian,
con nuestros propios cambios.
Las situaciones mejoran,
o son, en buena medida,
la mejor forma de vivirlas,
si en esa necesidad de mejorar,
somos en realidad mejores,
evitando ser
una profecía incumplida,
una promesa que se lleva el viento,
o un mañana será otro día.
Creer que hay espacio para crecer,
nos permitirá hacerlo.
Considerarnos capaces de mejorar,
nos hará mejores,
no con relación a nadie en particular.
Sí, en relación es “ese” nosotros,
que fuimos ayer.
Si al final no valoramos,
la necesidad de mejorar,
justificaciones y pretextos sobran
para seguir siendo
alguien que vive los días,
sin más afán que esperar
que las horas pasen por pasar
sin la necesidad de mejorar.
Dar un paso,
por pequeño que sea,
por insignificante que parezca,
siempre que te lleve
a donde te debe llevar,
será, si. duda,
un gran e importante paso
Cada paso,
es como un verso,
no sé si alegre o triste.
Cada paso,
es una forma de vida,
una forma de poesía.
Tramos de vida,
cual estrofas,
Mirada, palabras,
como letras juntas o sueltas.
Somos poesía,
a veces llorando,
otras riendo.
En la soledad
en la compañía,
en la vida y en la muerte…
siempre poesía.
El poder está bien, y la estupidez es, por lo general, inofensiva.
Pero el poder y la estupidez juntos son peligrosos
Patrick Rothfuss
Asociar ideas,
buscar información,
contrastar información.
Preparación para comprender
o para razonar.
Dedicar tiempo y esfuerzo
al pensamiento crítico.
Prudencia, paciencia,
empatía, aceptación del error,
dudar de lo aprendido,
dudar de lo oído,
dudar de lo leído.
Todos estos hábitos,
y su práctica diaria
o frecuente,
podrán evitar
que se nos considere
estúpidos,
en el sentido de
ser vagos y negligentes
en nuestro rol de seres humanos,
ciudadanos, miembros o parte,
de una familia, barrio, comunidad,
ciudad, país, humanidad.
La balanza se inclina,
con tristeza y velocidad
hacia la carencia o deficiencia
para pensar y actuar
de manera inteligente
y también sensata,
haciendo evidente
una peligrosa estupidez
que cual estampida macabra
acepta y cree
todo lo que escucha,
mira y lee.
Actuando con desconocimiento,
desinformación e ignorancia.
El poder lo entendió,
y entendió la fórmula:
distracción y engaño.
Ingredientes ideales
para transformar en real
lo irreal,
y enmascarar al mal,
con la careta del bien.
Estamos tan ocupados,
en estar ocupados.
Distraídos, desinformados,
ignorantes, presas de la estupidez,
que perdemos el sentido
y la capacidad de reflexionar,
de pensar, de criticar,
de discernir, de actuar,
de sentir y de actuar
como verdaderos seres humanos.
¿Qué podemos hacer?
Empezar, ¿por dónde?
por nosotros mismos.
¿Cómo?
Un examen de conciencia
que nos permita responder,
en qué nivel de preocupación
por nuestra naturaleza,
vida y planeta nos encontramos
y qué esperamos para actuar,
primero en nosotros
y luego en nuestro entorno.
Es aprender a caminar,
con tu propio paso,
con tu propio reloj,
con un propósito
que es tuyo,
que te sirve y sirve,
pero tuyo
No siempre el terreno
es el mejor para sembrar.
Que ello no te detenga,
que ello no te desanime.
Las semillas que broten
y den frutos,
serán las que hagan
que valga la pena
la esperanza por la siembra,
la esperanza por la cosecha
Hay días
en los que no sabes,
en qué esquina encontrarás,
la mano “amiga”
que intente clavar un cuchillo
en tu espalda
Nada es perfecto
nada es permanente
nada está completo
Wabi Sabi, filosofía budista Zen
Reglas que llegan
para quedarse
y que dicen
cómo debe ser
y cómo debemos ser,
para asociar eso que somos
a un ideal de realización
y a un ideal de felicidad.
Si somos de tal manera,
de tal forma.
Si actuamos como nos dicen,
si opinamos como esperan que lo hagamos.
Si hacemos
lo que esperan que hagamos,
entonces encajamos,
entonces nos validan
y, lo que es peor,
sentimos que nos validamos…
así eso que hagamos
no nos llene,
no nos de vida,
y no ayude a realizarnos.
Podríamos pasar
-la vida entera-
tratando de encajar
en moldes irreales,
en esquemas y modelos
supuestamente perfectos,
recriminándonos por ser
como somos,
perdiéndonos el gusto
de ver en la imperfección
una forma de perfección,
propia y única.
Porque la vida pasa,
y con ella
pasamos nosotros,
transformándonos
llenos de huellas,
cicatrices e historias.
Aprender a comprendernos,
amar las imperfecciones
que nos definen.
Convivir,
a pesar de los estereotipos
y entender
que esa vida vivida
nos tiene que importar a nosotros,
nos tiene que gustar,
nos tiene que importar.
La perfección de la imperfección
es una suerte de estética humana,
que se mira en clave propia,
y por ello su belleza.
Abrazamos la imperfección,
y en ese abrazo
la transformamos
y la hacemos tan nuestra
que deja de doler.
Sin que ello signifique
dejar de pulir,
dejar de desbastar
un ser humano
que se necesita trabajar
para mantenerse vivo,
imperfecto, transitorio
e incompleto,
pero también,
con la capacidad
de amar
y de sentir felicidad.
No trates de encajar,
-porque así lo digan los demás-
trata de vivir, con los demás,
trata de vivir contigo, en paz
Afuera había una tormenta.
Adentro:
manos tejiendo,
manos moldeando,
manos construyendo,
corazones latiendo,
corazones con esperanza
Hay días que pesan,
de tal manera,
que no puedes reaccionar,
que no puedes pensar,
que no puedes sentir,
nada más que ese peso
Entonces nos encontramos,
en aquel espacio,
donde podíamos ser,
donde el si y el no,
salían de una mente,
un corazón y una boca libres,
y donde estar,
era el lugar elegido y no impuesto
Ante todo, es necesario cuidar del alma
si se quiere que la cabeza y el resto del cuerpo funcionen correctamente
Platón
La velocidad
con la que transcurre la vida,
afecta la forma en la que la vivimos.
La inmediatez nos conduce,
a respuestas rápidas,
a soluciones inmediatas.
No siempre adecuadas,
y pocas veces: humanas.
Una suerte de silencio
nos rodea,
desde dentro hacia afuera.
Parecería que las opciones,
son cada vez menores,
buenos o malos,
blancos o negros,
ganadores o perdedores,
conservadores o progresistas,
débiles o fuertes,
ricos o pobres,
desarrollados o subdesarrollados.
Tomar partido,
para sobrevivir,
incluso a costa
de nuestra muerte espiritual.
Detenerse a pensar,
dudar, investigar,
preguntar,
aprender de forma diferente,
equivocarse y fallar,
con buena fe,
no está bien.
O estás con ellos o los otros,
o, estás en contra de ellos o los otros.
Y, en medio de ello,
olvidamos cuidar
lo íntimo, lo interno:
nuestro corazón,
nuestro espíritu,
nuestra alma.
El presente
y el futuro
nos necesitan sanos de espíritu.
Necesitamos aprender
a cuidarnos y a cuidar,
esa esencia,
esa impronta personal,
eso que somos,
delante de tan pocos,
o quizá delante de nadie,
pero que somos
y necesitamos que sea
con fuerza y vida.
Nuestro autocuidado espiritual,
es una labor propia, personal,
pero no sola,
necesitamos apoyo,
ayuda, comprensión, atención,
tiempo, oídos, escucha
y voces que nos inviten
al vital cuidado
de nuestro ser, de nuestro espíritu.
Que lo artificial,
en todas sus formas
y expresiones,
no nos extrañe
de lo humano y natural,
en todas sus formas y expresiones.
Que auto cuidarnos y cuidar,
sea, nuestro alimento espiritual
y sean lo natural, no lo especial.
Si no sabes lo que pasará mañana,
debes prepararte, siempre,
para hacer frente, a lo inesperado
El clima frío,
no era el problema.
Su problema era
con una actitud fría,
con una fría mirada,
con un frío corazón…
con una fría ilusión.
Ese era su problema
Hay trechos del camino,
que por alguna razón,
cuestan más andar,
son difíciles de transitar,
son complejos de entender
Pequeñas cosas,
pequeñas acciones,
pequeños hábitos,
pequeños cambios,
pequeñas pausas.
Una suma de gotas,
que constantes causan,
un cambio de rumbo,
un rumbo nuevo.
Todo ello,
con mucho amor propio,
con amor del bueno.
Este día que tanto temes
por ser el último,
es la aurora del día eterno
Séneca
Todo a tu paso
huele a eternidad.
Tus manos moldearon,
un hermoso entorno,
como hermoso fue
tu corazón sincero.
Es verdad,
que la vida te golpeó,
con mucha fuerza,
más tu le respondiste
con tu hermosa sonrisa
y con toro tu amor.
Eterna,
ya lo eras en vida,
ya lo eres ahora.
Eterna,
cuya estela ilumina y cubre
con tu amor y ejemplo
a quienes quedan hoy
testigos de tu eternidad.
Un cambio llega,
predecible o no,
pero llega.
Con el cambio el reto,
de aprovechar el cambio,
o dejarse llevar
por la inercia de la tristeza
Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
Albert Einstein
Siendo alumno,
una profesora nos preguntó
al iniciar la clase,
sobre temas generales:
nombres, edad y gustos;
añadió a la pregunta
otra que nos invitaba a reflexionar
sobre un poder
o un súper poder
que tuviésemos.
Las respuestas
fueron variadas
e iban desde el arte culinario,
la pintura, la música,
la escritura, el deporte,
la meditación, la oración,
la escucha, la atención,
la acción para ayudar.
Éramos todos,
en aquel momento
un grupo de poderosos
o súper poderosos.
Descubriendo en los otros
poderes hermosos,
fantásticos y necesarios
con los que se podría,
cambiar el curso de la historia.
No había reparado,
en lo trascendental
de la pregunta de la profesora:
¿cuál es tu poder?,
¿has logrado descubrirlo?,
Si no los has hecho
¿qué esperas para hacerlo?
Si sabes cuál es
¿lo usas? Y si lo usas
¿es para construir?
o… ¿para destruir?
Poder o súper poder
como la atención,
la tolerancia, la escucha activa,
la compañía, la solidaridad,
la voluntad.
Poder o súper poder
para construir, animar,
motivar, educar,
inspirar y proyectar.
Es imperativo,
incidir con poderes positivos,
cargados de humanidad,
frente a aquellos
que están causando
temor, miedo, odio,
venganza, destrucción.
Frente a quienes
usan el poder
con protervos intereses,
fines personales e inhumanos.
Si fuésemos conscientes
de que nuestro poder,
nuestros poderes buenos,
son tal,
cambiaríamos, seguramente,
la vida de una, varias,
cientos o miles de personas.
Una historia,
tiene un hoy,
que fue un ayer
y que tendrá un después.
Tu historia,
tu propia historia,
tiene momentos
tan especiales y únicos.
Miedos superados,
anhelos olvidados,
alientos y ánimos...
especiales y únicos
Amar es también:
distancia, espacio,
tiempo propio,
tiempo individual.
Amar es también:
respeto al pensamiento
diferente y ajeno
Si piensas,
si reflexionas,
si cuestionas,
hay una posibilidad
de ser libre..
y de sentir libertad
Que el camino te lleve por nuevos senderos,
nuevas rutas, nuevos aprendizajes.
Que el camino nos permita reencuentros,
abrazos y diálogos.
Que el camino te llene,
te sepa bien, a pesar de las piedras
y de los tiempos no tan buenos,
que solemos encontrar,
en nuestros caminos
Que el aliento vital te vuelva tierno y fresco como tierno
y fresco es un niño recién nacido
Lao Tsé
Este tiempo
necesita de regalos.
Pero no
de aquellos que imaginas,
(supongo que imaginas
cosas materiales),
que no está mal
imaginar o desear,
pero no hablo de eso,
quiero hablar de regalos
que nos ayudan a caminar
los diversos trechos
y caminos que transitamos
de forma íntima y personal
y que llamamos vida.
Y quisiera hablar
de un regalo en particular:
el aliento.
¿A qué me refiero?
A ese regalo que nos hace alguien,
cuando nos alienta,
cuando cree en nosotros,
cuando confía en nosotros,
cuando ve en nosotros
cosas que nosotros no vemos,
cuando nos ayuda
a cruzar umbrales
que de otro modo
no hubiéramos cruzado,
pensando
y pensándonos
incapaces de hacerlo.
Si alguien nos regala aliento,
nos regala un espiritual tesoro
que nos alimenta el alma
y aquel valor tan necesario
para hacer frente a las complejidades
y que es el amor propio.
Y, si puedes,
si te es posible,
descubrirás
que regalar aliento,
que alentar a las personas
que tienes cerca,
con las que relacionas,
o no,
será un regalo tan hermoso
que también es para ti.
Construir
una cultura de paz
es restaurar
los ingredientes necesarios
para convivir
en medio de la diversidad.
Regalar aliento,
es un ingrediente fundamental.
Frente al denigrar,
murmurar y maltratar,
el alentar devuelve
la esperanza en la humanidad.
Tratando de regresar siempre,
a este tiempo,
a pesar de los pesares.
A veces me voy,
disculpas por ello
Los hijos de la oscuridad,
tenían garantizada
la atención y la tarima.
Un temeroso público,
intentaba tomar partido,
mientras oía los quejidos,
el llanto y los alaridos,
de adultos y niños
que morían en el olvido.
En pocas horas el país se dividió en dos bandos irreconciliables
y la división comenzó a extenderse entre todas las familias
"La casa de los espíritus"
Isabel Allende
¿Necesitamos vivir como vivimos?
¿Por qué enfrentamos
todo aquel modo de vida
distinto al nuestro?
¿De dónde provienen el odio,
el prejuicio, el juicio?
¿Acaso estamos
tan hipnotizados
por los medios y por la opinión general
que hemos perdido para siempre
la capacidad de cambiar?
Aceptamos lo habitual
como cosa natural.
En tiempos de desorden
y de caos,
de confusión organizada,
y de humanidad sin humanismo,
lo anormal es normal
negando la posibilidad
de que las cosas pueden cambiar,
(y nosotros incluidos en el cambio).
El guion se escribe hoy
en fórmula de “ganar perder”,
en un formato irreconciliable
de buenos y malos,
de héroes y villanos.
No solamente
es pensar diferente,
es odiar y atacar
a quien piensa distinto.
No hay tiempo,
espacio y oportunidad
para pensar, para reflexionar,
para buscar consensos,
para deponer actitudes,
para encontrar
intereses comunes.
Un territorio,
que es de todos,
se lee en clave de
víctimas y victimarios.
Los estrategas de la violencia,
de la maldad,
la desinformación
y la mentira,
cosechan hoy
los frutos de las semillas
que han sembrado
por días, meses y años.
Estamos por olvidar,
que la unión hace la fuerza.
Que el bien común,
es el bien de todos.
Que, en la diversidad,
descansa la creatividad.
Que uno más uno,
no es dos,
sino un país unido.
Que juntos,
nos salvamos
y reconstruimos esto
que llamamos Patria.
O que,
divididos e irreconciliables,
cavaremos (sin darnos cuenta),
no solamente nuestra tumba,
sino la tumba de los que amamos.
Los días
en los que las derrotas se juntan
y la amargura florece,
requieren de silencio,
medicación y pausa.
Pausa, pausar,
como respirar,
como detener la marcha,
por el tiempo necesario.
Pausa, pausar,
para pensar,
para procesar,
para tratar de entender,
para curar,
para sanar,
para preparar,
qué decir,
de qué hablar.
Prudencia y humildad,
dos valores que evitan:
hablar por hablar,
y vanagloriarse sin razón
ni necesidad
Al tiempo que disfrutas dar
ese paso que necesitabas,
-y que deseabas dar-
y entiendes que es posible,
-que tú lo puedes-
es necesario que el segundo paso,
y los siguientes, no se detengan
Cuida bien este tesoro dentro de ti mismo: la bondad. Saber cómo dar sin dudarlo, cómo perder sin arrepentimiento, cómo ganar sin mezquindad
George Sand
En tiempos de manipulación,
ignorancia y desinformación,
poco (o casi nada)
de lo verdaderamente importante
es visible a nuestros ojos,
a nuestro análisis
a nuestra apreciación,
incluso a nuestro gozo.
Las circunstancias llevan
a personas y a sociedades,
a adoptar un formato de islas.
Lejanos,
desconfiados,
delirantes,
necesitados
y quizá frustrados,
caminan y viven
porque ese mundo está dañado
y nadie lo puede componer.
Mientras a su alrededor
las voces de quienes dicen
representar al poder
repiten, una y otra vez,
que la culpa es del otro,
que solo hay una clase de gente
que puede salvar a la gente
de lo que le hizo la otra gente,
a quienes, por supuesto,
hay que odiar,
culpar y aborrecer
sin medida alguna.
Pisoteada así,
la bondad y otros placeres
de la condición humana,
pierden sentido la empatía,
la compasión,
la paciencia,
la generosidad,
la tolerancia,
y la gratitud.
Esa vida así,
lejana al respeto,
a la consideración
y a la benevolencia
es la réplica de un ejemplo
que se valida con el tiempo,
donde se mal entiende a la bondad
como sinónimo de debilidad.
Y digo más,
se llega a pensar
que una sociedad bondadosa
o que las personas bondadosas,
son blandas o permisivas,
y carentes de libertad.
Ay, si supiéramos,
(entendiéramos y practicáramos)
como dijo Sábato,
que, en la bondad
se encierran todos los géneros de sabiduría,
no estaríamos buscando
en discursos vacíos
cargados de mala fe
y en liderazgos malvados
e inhumanos,
las claves para construir
y reconstruir
un futuro y un presente
tan digno
como dignos son
todos aquellos que pueblan el mundo,
más allá de sus condiciones,
fortalezas y debilidades.
Que ese íntimo diálogo
entre tu corazón,
tu mente y tu razón,
te permita tomar
las decisiones que necesitas,
las acciones que sean necesarias
y la comprensión adecuada
para perdonarte
cada vez que intentas juzgarte,
en este oficio de vivir,
de despertar a la vida
y de buscar lo que quieres ser
y no, lo que los otros dicen
que debes ser.
Sal a la búsqueda
de aquellos placeres
perdidos y prohibidos:
la bondad, por ejemplo.
Lee sobre ella,
y cómo puedes descubrirla
y, sobre todo,
practicarla.
Cultiva tolerancia,
que es la virtud
de hacer pasar
por el filtro del reposo
y la prudencia,
lo que ves, lees, escuchas
y piensas.
No siempre es posible,
coincidir en criterios e ideas
con las personas de tu entorno.
Más allá de ello,
de esas propias diferencias,
que el no coincidir implique,
llevarse mal o murmurar.
La libertad es alimento nutritivo, pero de difícil digestión.
Es, por tanto, necesario preparar a los hombres mucho tiempo antes de dárselo
Jean Jacques Rousseau
En las sociedades que se puede,
en los entornos que es posible,
surgen nuevas tendencias
sobre el cuidado del alimento
que consumen las personas.
Estilos, tendencias,
sugerencias, tradiciones resucitadas,
conjuros y mezclas,
hacen de la comida y los alimentos
el gran escenario
donde los comensales, que pueden,
deciden qué se llevarán a la boca,
cómo alimentarse sanamente
y cómo cuidar el cuerpo,
con un buen alimento.
A la vez,
hay sociedades
y entornos sociales donde el alimento
es solamente un anhelo,
algo que se sabe que existe
pero que no lo pueden tener,
y si lo tienen,
solamente calma,
una hambruna que acaba
poco a poco con la persona.
Y donde el fantasma
de la desnutrición infantil
cobra vida y cobra cuerpo.
Pensando en la compleja tarea
de trabajar por los equilibrios
por las oportunidades
y por la dignidad de las personas,
sería fundamental
que el mismo esfuerzo que hacemos
por alimentar el cuerpo,
lo hagamos con nuestro intelecto.
¿qué tipo de comida
-léase: lecturas, reflexiones, información,
estudios, literatura y otras artes-
es la que alimenta nuestro intelecto,
nuestro espíritu, nuestra razón,
nuestra consciencia?
En términos nutricionales,
¿cuánta grasa dañina, cuántas enfermedades crónicas,
obesidad, desnutrición, deterioro cognitivo,
reducción de la inmunidad,
estrés y agotamiento
tiene nuestro intelecto,
nuestro espíritu, nuestra razón
y nuestra conciencia?
La misma preocupación
que conlleva
la alimentación del cuerpo,
debe llevar
la alimentación del intelecto.
Educarnos para saber
con qué alimentar nuestro espíritu,
es el mayor reto de un mundo
atrapado en la ignorancia,
la inequidad y el miedo.
Porque el estómago avisa,
cuando está vacío,
el cerebro no,
y lo que es peor
cree que está lleno,
y no precisamente
de algo bueno…
En vida,
agradece en vida,
honra en vida,
acompaña en vida,
no esperes la partida
de un alma querida,
para decirle tantas
y tantas cosas.
Por favor,
en vida.
El liderazgo,
entre otras cosas no es,
dominar todas las artes.
Es,
saber a qué arte apelar,
cuando el momento requiere.
No idealices,
disfruta de la imperfección*,
de las personas
y de las cosas, también
* de lo diferentes que pueden llegar a ser,
de lo que tu crees o esperas
Los ritmos,
no son siempre los mismo.
Lo importante es,
no dejar de caminar,
no dejar de vivir... no dejar de sentir.
En cuanto el alma pierde la aureola juvenil, los generosos torneos por el aplauso son sustituidos por las egoístas competencias por el dinero
Santiago Ramón y Cajal
Necesarios e importantes,
vienen a ser la eficiencia,
la innovación y el progreso económico,
siempre que promuevan
una mejora continua,
un trabajo mancomunado,
un beneficio común.
El riesgo
y el problema
-creo yo-
empieza cuando estas acciones
dejan de ser colaborativas
y se convierten
en una especia de
“el fin justifica los medios”.
Desigualdad, violencia,
estrés, depresión,
individualismo,
ausencia de empatía
y de solidaridad,
son los resultados
de una sociedad de la competencia,
que mide la felicidad y el logro
bajo una ficticia medida
creada por quienes
califican al éxito
desde una medida
de la ganancia como tal.
Hay que ganar,
y hay que ganar a como dé lugar,
incluso a costa de aparcar
cualquier valor
o cualquier signo de ética
o buenas costumbres.
Esto,
llevado a la educación,
nos traslada
a un estado de reconocimiento
solamente a los mejores,
sin detenerse a pensar
que los aprendizajes
dependen de muchas condiciones
y que los logros
más allá de los títulos,
son aquellas acciones
que las personas desarrollan
gracias a la educación
y que les permite vivir
sin perder la conciencia
ni el sentido común.
La sociedad de la competencia,
nos lleva a ideas
y a escenarios teatrales
de un ejercicio de la política,
donde cada día
se escriben historias
y supuestas verdades
que nos llevan,
peligrosamente,
a prácticas populistas
y también totalitarias.
La sociedad de la competencia
transforma el servicio del estado,
en un negocio,
perverso en todos sus órdenes,
donde quien no hable ese lenguaje
no tiene cabida
y será combatido,
por su “peligrosa” forma de pensar y actuar.
¿Sabemos quizá,
cuánta conciencia tenemos,
en esa sociedad de la competencia?
La ansiedad,
se había convertido
en la plaga del ese tiempo.
Muy cerca de ella,
también caminaba
el fantasma del buscar ser
como la gente quería que seas.
Conductores suicidas,
guiando hacia el abismo,
la vida de quienes están a su cargo.
Conductores suicidas,
que esperan el premio
al cruzar la meta de una vida
llena de mala fe.
Parte del sentido de la vida,
es recordar a los muertos,
y dar la vida por los vivos.
Parte del sentido de la vida
es transformarnos en palabra,
obra y testimonio.
Cada variable era una posibilidad,
cada posibilidad una incertidumbre,
cada incertidumbre una oportunidad
Santiago Posteguillo
(en Africanus, el hijo del Cónsul)
Frenéticos cambios,
tendencias mundiales inesperadas,
lenguajes poco claros,
comportamientos cambiantes.
La incertidumbre es
una especie de constante.
Parece ser,
que debemos aprender
a convivir con ella.
Las sociedades
han vivido y viven
sus propios tiempos
que las afectan
y las marcan
de particulares formas.
Eventos locales,
nacionales,
regionales y mundiales
nos han demostrado
que no estamos listos
ante la incertidumbre…
ante lo inesperado
Olvidar rápidamente el pasado,
nos lleva a cometer
un mismo error,
una y otra vez
Pensar y trabajar,
en actitudes sociales
y también personales
que tengan que ver
con adaptación
flexibilidad,
resiliencia y anticipación,
podría permitirnos desarrollar
una actitud tal,
que si bien no adivina el futuro,
nos prepara para lo incierto…
una especie de alquimia moderna.
Los antiguos alquimistas
transmutaban los metales.
Aquellos que eran
metales inferiores
llegaban a ser
metales preciosos: oro.
Esos antiguos alquimistas,
también eran reconocidos
por esa búsqueda interior,
por ese ejercicio de purificación
y transformación
desde una dimensión espiritual
y por qué no: filosófica.
Creo
que necesitamos
una alquimia tal
que nos lleve a la habilidad
de transformarnos y transformar.
Que nos ayude a desarrollar
esas habilidades de adaptarnos,
ser flexibles, resilientes
y conscientes de la incertidumbre.
Una alquimia
que nos lleve a esa capacidad
de poder transformar
situaciones complejas (metales inferiores)
a situaciones mejores, no violentas,
dignas y que hagan bien a los demás (oro).