viernes, 13 de junio de 2025

Otras bellezas: la autenticidad

Ser uno mismo en un mundo que 

constantemente trata de que no lo seas, es el mayor de los logros

Ralph Waldo Emerson

Casi sin darte cuenta,

o, sin darte cuenta,

sigues un guión 

que alguien escribió,

que alguien decretó

que alguien validó

y te encuentras siendo todo,

menos lo que deberías ser

o lo que quieres ser.


“Estar donde puedo ser”,

es quizá, el mejor lugar,

y quizá es también,

un lugar complejo para llegar.


La autenticidad

es en sí, una de las bellezas necesarias

para construir humanidad

para sostener una sociedad.


Ese guión impuesto,

frena la espontaneidad,

asfixia la autenticidad,

y nos convierte

en aquello que se valida

y que se aprueba

porque el guión así lo dice,

y porque con ello

encajamos en aquello

que nos dicen 

debemos encajar.


Compleja tarea

construir la belleza

de la espontaneidad

y la autenticidad.

Pues no se trata,

de ser como como somos,

independientemente de los demás.

O, que nos acepten,

porque así somos,

y no vamos a cambiar.


La autenticidad,

es fruto de un continuo cambio,

de un descubrirnos

sin descanso, sin cesar. 


La autenticidad,

nos necesita coherentes,

activos, pensantes

y eternos navegantes

de nuestro mundo interior.


Quizá,

si llegáramos a desarrollar

dotes de autenticidad,

pudiésemos ser vulnerables,

porque nos mostramos como somos,

y esa es una virtud

y a la vez una ventana

por donde podrían entrar

a hacernos daño y atacar.


Pero, nada se compara,

con el gusto de saber que se camina,

construyendo ese yo

lo más auténtico posible.

Y mientras eso sucede,

nos alejaremos de posturas

y comportamientos

que tienen que ver

con la envidia, la murmuración,

la mala fe, la corrupción,

y otras podredumbres más,

de quienes asumieron

que eso deben ser

para poder triunfar

y supuestamente ganar,

en una carrera

que solamente ellos corren.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta!!!