viernes, 18 de abril de 2025

La felicidad (imperfecta)

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto,

 no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos

Henry Van Dyke

Vista como objeto inalcanzable,

soñada cual utopía,

promovida por quienes la alcanzan,

ofertada en discursos embusteros,

la felicidad está presente

como un anhelo, como un objetivo,

como un premio,

como lo inalcanzable,

como lo perfecto,

como la meta, al final del camino.


La felicidad tiene

tantos colores como el arcoíris,

tantos olores propios,

tantos sentimientos,

tantos conceptos y definiciones,

que ponerse de acuerdo,

es casi imposible.


Pero,

en general

la felicidad nos evoca

estados emocionales

y también mentales

donde hay bienestar,

satisfacción, alegría,

plenitud, placer, logro,

crecimiento, mejora,

paz, dignidad, amor,

y tantas cosas más.


Lo hermoso y contradictorio,

es que no es permanente.

Por momentos fugaz

y por otros, puede durar horas,

quizá días,

pues convive

con las realidades de la vida:

dificultades, frustraciones, imperfecciones,

odios, envidias, venganzas e intolerancias.


Entonces entiendo,

que si bien es felicidad,

no es perfecta, ni lo debe ser.

Entonces, la siento cerca,

posible, alcanzable,

es más, puedo recordar

que la viví, en ciertos momentos,

que me hacen sonreír.


La felicidad,

le felicidad imperfecta,

está en eso que somos,

en eso que queremos ser,

en ese encuentro íntimo

que nos lleva a preguntarnos:

¿qué somos?

¿qué queremos ser?

¿cómo mejorar?

¿qué me lleva a ser como soy?

¿qué debo ajustar en mi vida,

para sentirme mejor,

para dar sentido a mi vida?


Cada respuesta,

cada acción,

cada tiempo, hábito, mejora,

amor propio, amor del bueno,

nos brindará sorbos de felicidad,

en medio de una vida,

llena de sentimientos y vivencias diversas.

Vivirlos en y desde el corazón,

dará a la felicidad

un sentido de autenticidad.


Que no dejemos de soñar,

pensar y construir

nuestra propia felicidad.



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