Que tus decisiones reflejen tus esperanzas, no tus temores
Nelson Mandela
Con la vida, llegan los años
y con los años llegan
una serie de retos
que nos entrega la vida.
Uno de ellos,
uno de tantos,
es esa responsabilidad,
virtud o habilidad
para decidir.
Decisiones muchas,
a veces tantas,
o tan complejas
que nos desborda
y nos abruma
ese reto de decidir.
Podríamos acostumbrarnos,
a que nos digan
a que nos dispongan,
a que nos obliguen
a decidir algo,
sobre nuestra vida
y sobre la vida de los otros
y perder de a poco
la dignidad humana
que nos significa
sentirnos libres
y responsables de una decisión.
Decidir,
a pesar de temer
el poder errar,
hasta entender
que el que yerra
lo hizo tras asumir
que debía decidir.
La virtud, creo yo,
no es acertar,
que de por sí es muy bueno,
si no,
asumir y trabajar
para poder decidir
y poder vivir
con lo decidido,
sin que ello impida
equivocarse,
aceptar el error,
corregir, mejorar
y seguir el camino,
hasta nuevamente,
volver a decidir.
¿Con cuánta responsabilidad,
información, convencimiento,
certeza, reflexión,
ira, temor, esperanza,
pasión, fuerza de voluntad,
amor propio, respeto,
resiliencia, fragilidad,
pasión y entrega decidimos?
¿Asumimos el resultado
y el costo de nuestras decisiones?
¿Decidimos,
aún a pesar del dolor de la decisión?
¿Decidimos,
como un derecho, como una obligación,
como un compromiso, como un deber?
Las respuestas:
están en tu corazón…
confío en que las encuentres.
1 comentario:
Decisiones y consecuencias que asumir. La reflexión sabia es una salida.
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