viernes, 11 de abril de 2025

Decidir

Que tus decisiones reflejen tus esperanzas, no tus temores

Nelson Mandela

Con la vida, llegan los años

y con los años llegan

una serie de retos

que nos entrega la vida.


Uno de ellos,

uno de tantos,

es esa responsabilidad,

virtud o habilidad

para decidir.


Decisiones muchas,

a veces tantas,

o tan complejas

que nos desborda

y nos abruma

ese reto de decidir.


Podríamos acostumbrarnos,

a que nos digan

a que nos dispongan,

a que nos obliguen

a decidir algo,

sobre nuestra vida

y sobre la vida de los otros

y perder de a poco

la dignidad humana 

que nos significa

sentirnos libres

y responsables de una decisión.


Decidir,

a pesar de temer

el poder errar,

hasta entender

que el que yerra

lo hizo tras asumir

que debía decidir.


La virtud, creo yo,

no es acertar,

que de por sí es muy bueno,

si no,

asumir y trabajar

para poder decidir

y poder vivir

con lo decidido,

sin que ello impida

equivocarse,

aceptar el error,

corregir, mejorar

y seguir el camino,

hasta nuevamente,

volver a decidir.


¿Con cuánta responsabilidad,

información, convencimiento,

certeza, reflexión,

ira, temor, esperanza, 

pasión, fuerza de voluntad,

amor propio, respeto,

resiliencia, fragilidad,

pasión y entrega decidimos?


¿Asumimos el resultado

y el costo de nuestras decisiones?

¿Decidimos, 

aún a pesar del dolor de la decisión?

¿Decidimos,

como un derecho, como una obligación,

como un compromiso, como un deber?


Las respuestas:

están en tu corazón…

confío en que las encuentres.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Decisiones y consecuencias que asumir. La reflexión sabia es una salida.