Perder la paciencia es perder la batalla
Mahatma Ghandi
La historia de la humanidad,
es la historia del conocimiento
y como éste,
influyó e incidió
en acontecimientos
que marcaron profundos cambios
en los diversos tiempos.
La velocidad
con la que el conocimiento
llega a nuestras vidas,
es increíble.
Lo que en su momento fue
esperar años,
para que el conocimiento
se comparta, se entienda,
se estudie e impacte,
hoy son segundos.
Esa velocidad,
de una manera u otra,
marca una suerte
de un tiempo de inmediatez,
donde la espera está de más.
Los mensajes: breves.
Las velocidades,
no solamente rápidas
sino, súper rápidas.
La información
interminable,
e imposible de digerir.
La desinformación
interminable
y dañina para la vida.
Los proyectos de vida,
ya no se los piensa para una vida,
son una suerte de atributos del momento.
El futuro cambia,
se monta y desmonta,
cada vez, con mayor facilidad
e inmediatez.
Y así pasa con las metas,
los sueños, los anhelos,
las evaluaciones… las comparaciones.
Empieza a afectarse
lo humano de la vida,
lo esencial, lo que, de verdad,
nos debe y debería hacer bien: vivir.
Sobreexponernos a la inmediatez,
es peligroso y dañino,
al punto que,
podría llegarse a pensar,
que hacer una pausa,
que detenerse a pensar,
que analizar y meditar,
antes de actuar, hablar
y tomar decisiones,
demora todo, y no es bueno.
No perdamos
la hermosura de la pausa,
la belleza del camino
por momentos lento.
Si debemos detenernos,
debemos hacerlo,
sin que ello sea debilidad
o desacierto.
Nos miramos en espejos de otros,
nos medimos en medidas de otros,
nuestro tiempo se marca
en los relojes de otros.
Es necesaria y fundamental,
la pausa, que nos lleva a cultivar
la prudencia, la tolerancia, la reflexión,
la meditación
y evitar la inmediatez
como modelo de vida actual,
único e irreversible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario