viernes, 9 de septiembre de 2011

Miedos

No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo.
Giacomo Leopardi


Se siente el miedo,
el miedo en el ambiente,
el miedo a hablar,
a decir lo que se piensa,
a decir que no se piensa igual,
a decir que no se está de acuerdo.

Hay miedo de hablar,
porque el que habla,
es acusado de hablador,
de traidor del proyecto de revolución,
de traidor del pueblo.

Hay miedo de denunciar,
lo que de buena fe,
se cree que está mal,
porque de inmediato
se activa una contrademanda,
se investiga tu vida,
y la de tus allegados,
y a través de la prensa oficial,
se te hace quedar
como un desgraciado más.

Hay miedo de hablar,
porque la tolerancia,
dejó de ser un valor,
que acompaña
a quien tiene el poder,
nada le puedes decir,
el poder te tiene que vencer.

Hay miedo de opinar,
porque el que opina,
con o sin razón,
es acusado de bocón,
es denunciado,
es apresado,
es sentenciado,
el obligado a callar,
a huir,
a claudicar.

Hay miedo de debatir,
porque se perdió la posibilidad,
de poder dialogar.
No hay diálogo de nada,
solo un monólogo del poder,
que te dice lo que tienes que hacer,
que te dice lo que tienes que decir,
que te repite día a día,
que lo que hace el poder,
es lo que se debe de hacer,
que lo que hace el poder,
es lo único bueno,
que nadie más puede hacer,
que nadie más puede opinar,
que nadie más puede actuar.

Hay miedo de pensar,
hay miedo de opinar,
y esos miedos,
provocan silencios,
y esos silencios,
son el triunfo del poder,
que hace y deshace,
a su mal entender,
disponiendo cosas sin lógica,
gastando el escaso dinero,
cambiando las reglas de la vida,
creando leyes sin sentido,
regalando migajas
a cambio de votos.

Hay miedo a decir,
aunque a veces,
hayan ganas de gritar,
pero no te quieres complicar,
no quieres que se metan contigo.

Esperas que esto pronto
pueda cambiar,
y entonces callas y te allanas,
aunque por dentro estallas,
-en silencio siempre-
porque el miedo de hablar,
te va ganando
tu personal batalla,
entre lo que se debe,
y lo que no se puede,
por miedo,
por temor,
por terror.

Hay miedo de decir,
porque no sabes,
lo que te pueda pasar.
Ese es,
un miedo violento,
un miedo perverso,
que por desgracia se transforma,
en una forma del poder,
en una forma de gobierno,
que tiene al miedo por aliado,
porque sabe que son ello,
tendrá un pueblo sometido,
y un electorado callado.

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