Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos.
Martin Luther King
Silencios que permiten,
silencios que allanan,
silencios que silencian,
cualquier pensamiento,
que quiera salir de la boca,
cualquier reclamo,
cualquier inconformidad,
cualquier deseo de opinar.
Silencios y silencios,
que llegaron a quedarse,
a esto que llaman democracia,
y no es más que un circo,
donde el público es sometido,
a mirar un espectáculo inhumano,
de unos bufones
y unos payasos,
que le hacen bromas al destino,
que se burlan de nuestro camino,
que lucran para su propio beneficio.
Silencio y silencios,
frutos del sometimiento,
de una palabra
que ha dejado de ser libre,
de una palabra temerosa,
de una palabra que tiembla,
ante un juez que alista la sentencia,
para callar las voces,
para matar los pensamientos,
para obligarte a callar,
para ser parte de los silencios.
Silencios y silencios,
de maestros,
que asustados enfrentan,
el final de sus días,
la censura de comités de conducta,
que los destierra de su aula.
Silencios y silencios,
de burócratas,
que callan,
por una bolsa de monedas,
por unas falsas promesas,
que saben gloria,
a una gloria pasajera,
mientras miran con temor,
como pasa la vida ante sus ojos,
y como llegan otros,
a reinar en sus trabajos.
Silencios y silencios,
del que piensa,
del que dice,
que con él no es la cosa,
que no se mete en líos,
que es mejor callar
mientras el poder,
se lleva todo a manos llenas.
Silencios y silencios,
mientras las palabras,
desesperadas,
gritan en nuestras cabezas,
pidiendo la oportunidad de salir,
de decir lo que tienen que decir,
de opinar, de equivocarse.
Silencios y silencios,
que tarde o temprano,
nos pasarán la factura,
de lo que un ensayo de poder,
ha dejado de hacer,
por los que debe hacer.
Silencios malditos,
silencios cómodos,
silencios irresponsables,
silencios desgraciados,
que se alían al poder,
que se someten sin luchar,
sin denunciar,
sin hablar,
sin decir nada,
porque perdieron
su razón de ser,
porque olvidaron
que hay derechos irrenunciables,
que un país es de todos,
y no de unos pocos… o muchos,
que tarde o temprano,
se irán a su casa,
dejando todo por los suelos,
mientras la mayoría,
tratará de comer,
y también de vivir,
de unos silencios,
que no sirven de nada.
Silencios y silencios…
cuánto daño nos hacen,
cuando mal dejan a su paso,
solo la palabra libre
podrá terminar con ellos.
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