El Estado llama ley a su propia violencia, y crimen a la del individuo.
Max Stirner
Declaraciones y estadísticas,
discursos oficiales,
desmentidos totales,
que nos dicen, que nos hablan,
de la disminución de la delincuencia,
cuando en las calles se sufre,
cuando en las calles se siente,
una ciudadanía presa,
acosada y víctima,
de la delincuencia organizada.
Poco a poco,
día a día,
la confianza es ilusión perdida,
cuando leemos o miramos,
los reportes de los noticiarios,
sobre ejecuciones, secuestros,
robos, asesinatos,
amenazas y disparos.
De nada sirven los militares en las calles,
los policías armados,
si no existe un plan de seguridad,
un apoyo a la institucionalidad
de la seguridad nacional.
Por el contrario,
se ha hecho todo para debilitar,
el aparato policial,
con el pretexto de librarnos del imperio,
se desarticuló la inteligencia policial,
organismo fundamental,
para entender al crimen organizado,
a las bandas de narcotraficantes,
al tráfico de personas y de armas.
A ello se sumó,
la política de puertas abiertas,
que permitió entrar sin control
a ciudadanos sin saber su intensión,
muchos que querían conocer el país,
otros tantos que querían trabajar,
y un grupo importante,
dedicarse a la delincuencia total.
Pero esto no se queda aquí,
en declaraciones públicas,
hechas por varias autoridades,
se ha cuestionado la capacidad
de la policía nacional,
hay que restarles poder,
hay que auditarlos,
hay que hacerlos pasar
por el detector de mentiras…
incluso un buen grupo
han sido acusados de golpistas.
¿Cómo podemos combatir la inseguridad
si de manera pública y notoria
decimos sin prudencia,
que la policía no tiene competencia,
¿qué confianza generamos en ellos?,
¿por qué no hablar de un plan
de mejora del cuerpo policial?.
No se trata solo de leyes,
de mandatos o de consultas,
para acabar con los delincuentes,
es necesario consensuar,
usar el sentido común,
un sentido ajeno al poder, supongo entender,
pero que debe ser usado,
si queremos acabar
con la delincuencia sin par.
Cuando la ciudadanía,
empieza a creer
que la violencia es la vía,
debemos entender
que han fallado los que están en el poder.
Cuando la ciudadanía
solamente confía,
en el “ojo por ojo”,
en los linchamientos,
en la justicia popular,
en un sistema paramilitar,
debemos entender,
que los que están en el poder
no se enteran de nada
y nada hacen para solucionar,
y para cambiar la realidad.
Y es que el lenguaje de la violencia,
es el lenguaje de poder,
es el mal ejemplo a seguir,
es la imagen, es el cómo proceder.
Inseguridad y violencia,
dos males que han llegado,
y no se irán,
al menos que sigamos educando,
sigamos reflexionando,
que la violencia no es,
la solución definitiva
contra la delincuencia,
contra las mafias armadas,
contra las mafias corruptas,
que cada vez
están más cerca del poder.
El lenguaje de la violencia,
olvida a la confianza,
al buen ánimo,
a la esperanza,
como elementos de la paz.
Engaña, miente, manipula,
los datos, las estadísticas,
las malas decisiones,
las malas políticas de seguridad.
Inseguridad y violencia,
son males que requieren de paciencia,
de inteligencia y sensatez,
para acabar de una buena vez,
con los desgraciados
que atentan contra los bienes y los ciudadanos,
contra la vida y la dignidad.
Aleja de tu mente,
el pensamiento recurrente
de que la solución es la violencia,
que es la única salida,
que el lenguaje de la violencia,
es para aquellos que sólo hablan ese idioma.
Eso no va contigo,
porque eres digno,
porque eres persona.
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