Y te llegó la muerte,
como una deuda pendiente,
que cobra la vida,
sin decirte el día.
Llegó como siempre,
por donde menos la esperas,
y sin que la sintieras,
ves el mundo desde arriba,
miras los ojos que lloran,
escuchas los suspiros y los quejidos.
Llegó la muerte,
como nos llegará a todos,
el caso es que en ti,
no habían deudas pendientes,
lo habías entregado todo,
sin saberlo…
te habías convertido en un ejemplo.
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