Ninguna ciencia ayuda,
cuando el corazón de los hombres,
ha cedido a las peores pasiones
El mundo se sobrecoge,
ante acontecimientos enormes,
que a veces olvida,
existen y ha existido,
en los días de su larga vida.
Acontecimientos que hablan,
de pueblos lejanos
que se han revelado
y que se revelan,
contra dictadores y tiranos,
que a pretexto de revolucionarios,
se han robado,
no solo el dinero del pueblo,
sino la ilusión y el futuro,
de generaciones de seres humanos.
Pueblos que han salido a las calles,
con el poder la palabra,
sin armas en las manos,
molestos e indignados,
por años y años de desengaños,
que a pesar de lo que digan los gobiernos
hay hambre y sed,
no solo de alimentos,
sino, y sobre todo,
de salud, de educación,
de justicia, de equidad,
de honestidad… de verdad.
Pueblos,
que al salir a las calles,
reciben la respuesta de las balas,
de los cañones y las metrallas,
que intentan acallar,
las voces de aquellos,
que vencieron el miedo a exigir,
el respeto de sus derechos.
Pueblos,
que ante la protesta,
que ante la exigencia,
los gobiernos cuestionados
de inmediato vetan
las libertades humanas.
La fragilidad humana,
expuesta y afectada,
por las dictaduras,
por aquellas figuras,
que llegaron al poder,
jurando cuidar
a los ciudadanos,
pero que con el tiempo
con el transcurso de los años,
el cuidado pasó a ser
de las fortunas personales,
de las reformas legales,
que les permita a esos líderes,
quedarse de por vida en el poder,
haciendo a todos ver,
que nadie más que ellos,
están preparados para el poder ejercer.
Por otro lado,
en otro lado del mundo,
la naturaleza nos muestra
su poder desmedido,
un terremoto sin olvido,
que destruye la vida,
que destruye
lo que el hombre ha construido,
y aquello que se ha diseñado
para el bienestar humano,
se convierte de inmediato
en una pesadilla infinita,
que dañará la vida,
de las presentes y futuras
generaciones del mundo.
La fragilidad humana,
expuesta ante los conflictos,
ante la ambición del poder,
ante el tráfico de armas y drogas,
ante los fenómenos naturales…
ninguna ciencia ayuda,
cuando el corazón de los hombres,
ha cedido a las peores pasiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario