Intento no llorar,
ahora que te has ido,
pero no puedo parar…
siento tu ausencia,
extraño tu presencia.
Se que no es momento,
de lamentarse sin remedio.
Así no lo hubieras querido,
me hubieras dicho,
como me lo dijiste hace tiempo,
que me levante y siga,
que no hay tiempo,
para lamentarse y perderse,
en discusiones ingratas,
que la vida no pide palabras,
que la vida son hechos,
que se llenan de tiempo,
y con ellos vienen…
las cosas gratas.
Sabes…
ahora que lo pienso,
tenías razón,
siento en el corazón
la profundidad de tu palabra.
No voy a decir,
“tenía tantas cosas por sentir”,
en tu honor: mis hechos,
no mis palabras.
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