Camina, Santiago de mi vida,
camina sin descanso,
no esperes siempre mi mano,
porque aunque ella de la tierra se vaya,
mi corazón estará siempre contigo.
Camina como solo sabes hacerlo tu,
con esa gracia, con esa inocencia,
con esa intensidad, con esa alegría.
Camina, y deja de a poco la pena,
que tu no estás para penas,
estás para alegrías,
deja que tu padre recoja las lágrimas,
quédate solo con las sonrisas.
Camina, y aprende a caminar,
dentro de un tiempo, tus hijos,
de ti van a necesitar.
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