Nada podría crecer
en el jardín del alma,
sin la mano que cuida,
sin la mano que riega,
sin la mano que ayuda,
a que los sueños e ideas
se abonen con amor,
con fe y esperanza,
con prudencia y paciencia.
Nada podría crecer
en el jardín del alma,
si tu mano mi amada,
se aleja de él…
será tierra abandonada.
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