Los corazones humanos no se unen sólo mediante la armonía. Se unen, más bien, herida con herida. Dolor con dolor. Fragilidad con fragilidad. No existe silencio sin un grito desgarrador, no existe perdón sin que se derrame sangre, no existe aceptación sin pasar por un intenso sentimiento de pérdida. Ésos son los cimientos de la verdadera armonía
Haruki Murakami
Nos aquejan,
como colectivo y sociedad,
muchos males y complejidades.
Rodeados de la irresponsabilidad,
de algunos encargados del poder,
sufrimos por la carencia
de actividades y servicios
fundamentales para la vida:
salud, educación, justicia,
cuidados físicos y mentales.
Una gran cantidad de ciudadanos,
en diversos lugares del mundo,
se encuentran presos,
en regímenes o condiciones
de supuesta libertad y democracia.
O, son presos,
de cruentas guerras y matanzas,
que se cobran vidas inocentes
enriqueciendo egos y billeteras.
Ciudades y poblaciones,
grandes o pequeñas,
están a merced de improvisados en el poder,
que olvidaron la palabra “servicio”,
que la cambiaron por “sacrificio”
mientras cultivan su propio ego
al sonido de voces de sirenas,
de sus propias huestes
que les cantan las mentiras
de supuestas glorias y alabanzas.
Si bien nos unen,
lazos de familiaridad,
de lugar natal, de historia,
de costumbres y vivencias.
También nos une
el dolor y la desgracia
del abandono, la violencia
y la inoperancia
de quienes tienen la responsabilidad
de cuidar lo que es de todos,
lo que sirve a todos
lo que servirá a los que llegan,
y los que están por llegar.
No logramos armonizar,
a pesar de las desgracias.
Estamos solos, desunidos y dispersos,
lanzando quejidos al viento,
cada día… todos los días.
¿Cuánto dolor deberá pasar,
para que podamos entender
que solos, no lograremos,
hacer frente a los complejos frentes
que nos aquejan.
Más allá de las diferencias,
de las creencias,
de las prácticas,
de las visiones,
de las percepciones,
de nuestras diversas realidades,
la única forma de hacer frente
y transformar las condiciones
que hoy componen cada realidad,
es pensar y actuar
de forma colaborativa,
solidaria, tolerante, respetuosa,
responsable y humana,
es decir: armónica.
Nos necesitamos juntos,
nos necesitamos armónicos,
nos necesitamos humanos.
3 comentarios:
Realidades que tal vez pasarán a la historia sin ser nombradas, saludos Robertito
La fragilidad humana es tan espectante que a lo mejor ; Roberto no tengamos eco.
No cesemos en nuestra labor diaria por la reivindicación plena del ser humano: un espíritu justo, libre en su proceder, veraz en su palabra y amoroso en su esencia. ¡Esa es nuestra causa, ese es nuestro deber y nuestra esperanza
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