La libertad es alimento nutritivo, pero de difícil digestión.
Es, por tanto, necesario preparar a los hombres mucho tiempo antes de dárselo
Jean Jacques Rousseau
En las sociedades que se puede,
en los entornos que es posible,
surgen nuevas tendencias
sobre el cuidado del alimento
que consumen las personas.
Estilos, tendencias,
sugerencias, tradiciones resucitadas,
conjuros y mezclas,
hacen de la comida y los alimentos
el gran escenario
donde los comensales, que pueden,
deciden qué se llevarán a la boca,
cómo alimentarse sanamente
y cómo cuidar el cuerpo,
con un buen alimento.
A la vez,
hay sociedades
y entornos sociales donde el alimento
es solamente un anhelo,
algo que se sabe que existe
pero que no lo pueden tener,
y si lo tienen,
solamente calma,
una hambruna que acaba
poco a poco con la persona.
Y donde el fantasma
de la desnutrición infantil
cobra vida y cobra cuerpo.
Pensando en la compleja tarea
de trabajar por los equilibrios
por las oportunidades
y por la dignidad de las personas,
sería fundamental
que el mismo esfuerzo que hacemos
por alimentar el cuerpo,
lo hagamos con nuestro intelecto.
¿qué tipo de comida
-léase: lecturas, reflexiones, información,
estudios, literatura y otras artes-
es la que alimenta nuestro intelecto,
nuestro espíritu, nuestra razón,
nuestra consciencia?
En términos nutricionales,
¿cuánta grasa dañina, cuántas enfermedades crónicas,
obesidad, desnutrición, deterioro cognitivo,
reducción de la inmunidad,
estrés y agotamiento
tiene nuestro intelecto,
nuestro espíritu, nuestra razón
y nuestra conciencia?
La misma preocupación
que conlleva
la alimentación del cuerpo,
debe llevar
la alimentación del intelecto.
Educarnos para saber
con qué alimentar nuestro espíritu,
es el mayor reto de un mundo
atrapado en la ignorancia,
la inequidad y el miedo.
Porque el estómago avisa,
cuando está vacío,
el cerebro no,
y lo que es peor
cree que está lleno,
y no precisamente
de algo bueno…
1 comentario:
Y ahora nuestro alimento, las redes con toda su basura incluida
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