viernes, 31 de enero de 2025

Alimentar el intelecto, alimentar el cuerpo

La libertad es alimento nutritivo, pero de difícil digestión.

 Es, por tanto, necesario preparar a los hombres mucho tiempo antes de dárselo

Jean Jacques Rousseau


En las sociedades que se puede,

en los entornos que es posible,

surgen nuevas tendencias

sobre el cuidado del alimento

que consumen las personas.


Estilos, tendencias,

sugerencias, tradiciones resucitadas,

conjuros y mezclas,

hacen de la comida y los alimentos

el gran escenario

donde los comensales, que pueden,

deciden qué se llevarán a la boca,

cómo alimentarse sanamente

y cómo cuidar el cuerpo,

con un buen alimento.


A la vez,

hay sociedades

y entornos sociales donde el alimento

es solamente un anhelo,

algo que se sabe que existe

pero que no lo pueden tener,

y si lo tienen,

solamente calma,

una hambruna que acaba

poco a poco con la persona.

Y donde el fantasma

de la desnutrición infantil

cobra vida y cobra cuerpo.


Pensando en la compleja tarea

de trabajar por los equilibrios

por las oportunidades

y por la dignidad de las personas,

sería fundamental

que el mismo esfuerzo que hacemos

por alimentar el cuerpo,

lo hagamos con nuestro intelecto.

¿qué tipo de comida 

-léase: lecturas, reflexiones, información,

estudios, literatura y otras artes-

es la que alimenta nuestro intelecto,

nuestro espíritu, nuestra razón,

nuestra consciencia?


En términos nutricionales,

¿cuánta grasa dañina, cuántas enfermedades crónicas, 

obesidad, desnutrición, deterioro cognitivo,

reducción de la inmunidad,

estrés y agotamiento

tiene nuestro intelecto,

nuestro espíritu, nuestra razón

y nuestra conciencia?


La misma preocupación

que conlleva 

la alimentación del cuerpo,

debe llevar

la alimentación del intelecto.


Educarnos para saber

con qué alimentar nuestro espíritu,

es el mayor reto de un mundo

atrapado en la ignorancia,

la inequidad y el miedo.


Porque el estómago avisa,

cuando está vacío,

el cerebro no,

y lo que es peor

cree que está lleno,

y no precisamente 

de algo bueno…



1 comentario:

Anónimo dijo...

Y ahora nuestro alimento, las redes con toda su basura incluida