A ti, a ti te hablo,
no voy a permitir,
¡nunca más!
que deshojes una flor
contra su voluntad
ni que te permitas,
ni siquiera pensar
en podar sus ramas,
en recortar sus raíces,
no eres nadie,
para detener aquella rosa,
que se levanta hermosa
en el rosal de la vida.
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