Hoy me desperté
con ganas de ti
y, con el temor más grande,
que de tu fuente
no pueda jamás beber,
como si se acabase
aquel elixir divino
que me brindan
tus besos y tu cuerpo.
No quiero el tiempo perder,
voy a beberte toda,
por si te acabaras mañana,
y si no fuese así,
que es mi eterna esperanza
y al Divino le pido me conceda
beber siempre de ti
y calmar mi sed eterna.
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